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domingo, 13 de diciembre de 2020

Yo, García



     Quien no lo quiera entender, que no lo entienda. Pero esta y alguna que otra visión de la vida que ya he comentado por aquí alguna vez, tipo: Pepe Mújica, J.L. Sanpedro, etc. son la única realidad de lo que debería ser nuestro paso por este mundo, pero que lamentablemente no lo es. ¿Los culpables...? Nosotros, solo nosotros.

     En todos los casos señalan la austeridad no como algo peyorativo, sino como gesto necesario para comprender y disfrutar del significado de la vida. Al fin y al cabo es, no solo coger la mano de Jesús, sino también, seguir su palabra. 

     Os dejo con esta entrevista a M. García, y luego, tal vez, se entienda por qué, a día de hoy, es el único artista que todavía me pone los pelos de punta. 

     Porque sus letras no son solo el alma de sus canciones, son escudos impregnados de metáforas contra la frivolidad con la que luchamos con la vida y la brutalidad con la que esta te responde; son un canto a la naturaleza, una mano tendida a la sencillez, lo humano, lo cercano, lo humilde... lo de todos.


       Entrevista

   ¿Cómo es ahora la vida de Manolo García?

Es una vida con constante curiosidad. Me autodenomino como un escéptico participativo. Me defino escéptico con muchas de las cosas pero luego intento poner mi grano de arena para que esto tire para adelante. Modestamente, como hormiguita que soy, intento dar lo mejor de mí y alegrar un poco la vida a los demás, a la vez que alegro la mía, con los cuadros, poemas y las canciones. La ilusión de mi día a día es seguir haciendo lo que me gusta. 

     ¿Todavía se levanta rockero o cada día más poeta?

Cada vez soy más rockero que poeta pero cada vez hago más libros de poesía. La música es un nutriente para la vida. Siempre me levanto para vivir, no me conformo con malvivir. Pienso las cosas prosaicas que tengo que hacer, ya sea ir a pagar una multa, al banco, lo que toque, y después empiezo a vivir y eso es leer un libro, hablar con un amigo o mirar las cotorras que se posan en los árboles de Barcelona.

     Se define como un lector voraz. ¿Con qué está ahora?

Con siete u ocho libros. Estoy disfrutando con 'Diario de viaje a Italia' de Montaigne y releyendo a Pío Baroja y a Pérez Galdós. Soy muy fan de Javier Marías y me gusta mucho el desparecido Roberto Bolaño porque la suya era una literatura que me toca mucho. 

     ¿Aprovechó el confinamiento para escribir y pintar o es de los que no tenía ganas de nada?

Yo trabajé más que nunca. Ante las vicisitudes me crezco y no lo digo para presumir de nada. He sufrido y sufro la angustia general, el tener conocidos que han fallecido, pero a mí estar en casa encerrado en una habitación, componiendo y pintando, me va de maravilla. Cuadros pequeños porque la habitación es pequeña.   

     Igual porque ya era un poco lo que hacía también antes.

Sí, es eso. Soy una persona austera, no soy fiestera. Me gusta la tranquilidad. Tengo un 'yo' extrovertido, el del escenario, el de hablar con la gente y después soy el tipo que se ha ido calmando con los años, alguien más reflexivo, que pinta y escribe poemas.  

    ¿Lo de la aversión a los ordenadores y los móviles es solo para los versos o es así también en la vida real?

No negaré que cualquier avance que sea bueno para la humanidad es positivo. La tecnología aplicada a la sanidad o al ocio puede ser maravillosa. Tengo una cámara de fotos digital y me gusta porque no tengo que estar revelando fotos. No soy tecnofóbico, soy prolibertad. Pero cualquier aparato que me enganche y me obligue a estar pendiente de él todo el día, me convierte en un esclavo y yo no quiero eso. La vida para mí es pasear por la calle, comentar con el camarero la muerte de Maradona y no es estar contando 'likes', mensajes o recibir chistes malos de desconocidos. No me interesa. Mi tiempo es oro incluso para no hacer nada. 

     Considera que hubiese sido otra persona si sus padres no hubieran dejado un pueblo de Albacete para venir a trabajar en Barcelona. ¿Qué es lo mejor y lo peor de esta ciudad?

Lo mejor fue el tejido social que había, la conciencia obrera, de gente solidaria. Barcelona era una ciudad industrial con un motor cultural magnífico. Ahora, es más bien un parque temático que no es de gusto de los barceloneses. No nos gusta como se han cargado el paisaje de las tiendas de toda la vida. A los ciudadanos nos da pena pero parece que a los que nos han gobernado los últimos 30 años les da igual.

     En una entrevista magnífica que le hizo Kiko Amat en 'Jot Down' comentó que lo de los Estados y los gobiernos no le interesaba nada. Pero tendrá opinión sobre cómo ha gestionado el Gobierno la pandemia.

Han hecho lo que han podido. Han dado palos de ciego, como todo el mundo, aunque también hay formas de coger el palo y creo que se han cometido muchos errores. Lo que me parece lamentable es que haya partidos que se aprovechen del desconcierto para intentar tumbar a los que están.

     ¿Todavía existe la izquierda y la derecha o son conceptos superados?

Están superados. Ya no hay obreros porque la robótica lo está sustituyendo todo. Actuamos como si los recursos naturales no fuesen finitos y con un primer mundo que piensa que el crecimiento puede ser ilimitado. Somos muchos, estamos hiperconectados pero con una desigualdad brutal. Mientras, los políticos se han convertido en estrellas de rock y el pueblo no necesita eso. Están embebidos en sus intereses partidistas y personales, copiando el modelo americano, con las luces, escenarios, los discursos a las masas...El pueblo necesita equidad y que no haya situaciones de abuso.

     Vive en Catalunya y otra vez se está debatiendo sobre el papel de la lengua castellana. Si está o no discriminada. ¿Usted qué cree?

En el Estado español hay cuatro lenguas, el galego, el euskera, el castellano y el catalán. Yo hablo catalán y castellano, un poco mejor el castellano porque es mi lengua materna. Pero hablo el catalán con todo el cariño a esta tierra que nos dio acogida a la gente que venimos aquí. Lo importante es que haya respeto y no haya garrotazos. Que cada uno se sienta como quiera.  

¿Qué le parece que ahora se dediquen tantas horas a debatir cómo deben ser estas Navidades?

Me parece una chorrada. 

¿Usted ya tiene decidido qué hará?

Yo haré lo mismo de cada año. Odio tomar las uvas y me da muy buena suerte. La noche de fin de año me tomo un batido de cacao y me acuesto pronto. El día 1, que además es mi santo, a las 9 de la mañana ya cojo la guitarra. Soy agnóstico, lo respeto todo pero a mí que me dejen en paz. No quiero beber champán el día 25 o el 31, quiero beberlo cuando me apetezca.  

Neus Tomàs

"No quiero ser tu cárcel, eso nunca

Preferiría estar ungido en carro de relámpagos

Prefiero ser el brocal del pozo o el fondo con su negrura

No quiero ser tu cárcel, eso nunca
Preferiría ser rueda de piedra en cuesta de arena
Prefiero ser espada roma en medio de la batalla
Ser la página rota, emborronada en lágrimas
Colilla, cenicero descascado, perro flaco, eso prefiero"

viernes, 4 de diciembre de 2020

Ha llegado

 


    Ya está la polémica servida de nuevo. El diccionario, otra vez, cobra protagonismo.

     Establecer la diferencia o el verdadero significado de Allegado, es la noticia. Y que conste que da igual la acepción de la RAE, lo que importa es cómo, a consta de la ambigüedad, podemos sortear a las autoridades públicas. 

     Realmente a mi también me importa tres narices, pero me viene a huevo para aporrear el teclado del ordenador. 

     Allegado es, más o menos, cualquier conocido o amigo con un vínculo medianamente estrecho con nosotros. Y "Ha llegado" es cuando una persona ocupa el lugar de destino que previamente había establecido para su partida. Por lo tanto estamos ante una consecución paralela de dos palabras iguales fonéticamente pero distintas de significado, que en este caso van unidas de la mano. Puesto que un allegado nuestro puede presentarse en casa estos días y comunicarnos que ya ha llegado.

     Puede ser que tu cuñado venga y claro, una vez allí, ya ha llegado sin ser allegado. O que un amigo allegado no acuda a casa porque sabe que tu cuñado ha llegado antes. O puede ser que pasándonos de listos, estas navidades, queramos ir a cualquier sitio fingiendo ser allegados de este o aquel, y que la policía nos detenga, descubra nuestro "magnífico" plan y nos proponga para sanción. Nos tocaría después rezar para que la multa no llegue o se pierda, fantasear con que el policía fuese un allegado de algún conocido y no cursara dicha sanción. 

     En cualquier caso, nos acordaríamos del cuñado que está en casa, si es que ha llegado ya, y de la cara de primo que se nos quedaría, de la reprimenda de la suegra por ser tan incautos y de los amigos allegados a quien les adelantaste, previamente, tú infalible plan para eludir las normas preventivas. 

     Y llegará el día de Nochebuena, y beberás, reirás, y casi seguro que se te olvidará el encuentro con la benemérita; y unos meses después cuando todo esto haya acabado; pandemia, navidad y demás; tu mujer te haga una llamada cargada totalmente de sarcasmo y te diga: "Cariño, ya ha llegado". Tú, inocente y relajado contestarás: "Quién, mi amigo de toda la vida".- "No", dirá ella. -"La multa de Navidad".

     Y de repente te acordarás de tu allegado de toda la vida, que ha llegado el mismo día que la multa que te puso un agente al que tu creías allegado de alguien y que definitivamente no lo era; de la posibilidad de la pérdida de la sanción, de la no resolución de la propuesta para la misma, de la cara de primo con la que llegaste ese día a casa cuando rezabas para que tu cuñado no llegase, de lo que darías, ahora, porque fuese él al que hubiese anunciado tu mujer y no la multa. 

     Tu fantasía esperanzadora resuena en tu cabeza: "Cariño, tu amigo es el que ha llegado". Aunque seguramente seas tan desgraciado que ahora fuese G. Civil, y entre los regalos que trajese, uno fuese la multa en forma de notificación navideña, y ahí cabría la posibilidad de que una paradoja lingüística se convirtiera en una aclaración en vivo de la definición de la RAE. 

     Bueno, amigos y allegados, el final del relato, del año y, espero que de la pandemia... ha llegado. 

     

     

     

domingo, 25 de octubre de 2020

Cimarrón

      De nuevo la ciencia choca con la religión. De nuevo la historia de nuestros ancestros nos da pistas y respuestas para las preguntas de hoy en día. Esas lagunas científicas donde la religión se agarra. Esas teorías y leyes probadas que los técnicos de ahora han sabido desglosar para desenredar ese puzle capital/emocional,  y que son  necesarios para comprender la situación actual y dar solución al final del capitalismo, algo que parece imposible. 

     Leyendo el otro día un semi ensayo de antropología, el autor,  daba las claves para la comprensión del comportamiento humano a través de los siglos, y siempre basándose en leyes científicas contrastadas, decía que los humanos, una vez que nos convertimos en Sapiens, abandonado la rama Neanderthal, sufrimos una… inexplicable domesticación. El autor, continúa, propone que ésta se explica por la regulación y control de la reproducción. Es decir,  históricamente la naturaleza y posteriormente el ser humano ha ido controlando, originariamente de forma natural y más tarde de forma selectiva, quién, cómo y cuándo se debía reproducir,  y así perpetuar su especie y las características que de esta interesaban.  

     Pone como ejemplos: que el perro antes de sufrir esta domesticación era un lobo, la vaca un Uro y nosotros, los Sapiens, Neandertales. 

     Asegura el profesor, que no en todas las especies se ha podido procesar esa domesticación, como por ejemplo la mayoría de animales salvajes: Leones y demás, incluso en animales con parentesco nuestro, como el Gorila, ha sido imposible su doma. En otras especies más grandes,  como los elefantes, se comprueba que la clave para domesticarlos es que sigan en clanes gregarios. De esa manera, al sentirse en manada, se les puede manejar más fácilmente, porque aun siendo manipulados se sienten seguros en su rebaño e ignoran que pierden parte de su esencia salvaje.

     Esto no es nada nuevo,  el convertir al hombre en lo más dócil y manso posible para, de esa manera, poder manejarlo como a un miembro del rebaño. 

     En la biblia, Mateo 5,4 decía: “bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra y entrarán en el Reino de los cielos"

     Retomando la antropología, nos aclara el autor, que en ese paso de salvajes a domesticados hemos perdido parte del volumen cerebral,  que no la capacidad cognitiva, que es infinitamente superior a la de nuestros antepasados, aunque sea curioso que en este proceso de aborregamiento nos hayamos dejado parte de la masa encefálica por el camino. 

    Creo que se va atisbando a dónde quiero llegar.

     Nos documenta el profesor, que la domesticación animal se hacía para conseguir esa raza que diera más lana, más leche, más carne, fuese más fuerte, más resistente a las condiciones donde se les iba a tener y por consiguiente más dóciles para que nunca se revelasen contra nosotros. Si lo hacían, se les sacrificaba (control extremo de reproducción). En definitiva,  íbamos creando animales esclavos para nuestro beneficio; mascotas incluidas. La Característica principal de todos ellos es la neotenia, que es la capacidad de seguir siendo jóvenes (infantiles*) aun teniendo un cuerpo adulto. Una condición que se representa en todos los seres mansos. Con el paso de los años adquieren cuerpo y forma adulta, pero su carácter sigue siendo infantil e ingenuo.

* Infantil viene de in(no) fari(hablar). Por lo tanto necesitan de un adulto (amo) para hablar, expresarse.

     Asegura, que si a cualquiera de estas especies domesticadas se les dejará de nuevo en su hábitat natural primigenia, éstas, volverían de nuevo a su estado salvaje, es decir, adquirirían la categoría de Cimarrón, animal que retoma su origen  salvaje después de haber sido domesticado. 

     Afirma el profesor,  que el hombre también ha sufrido esta domesticación, pasó de Neanderthal a Sapiens, por consiguiente a vivir en manada o sociedad, y fueron solo quedando los más dóciles, es decir, los que hacían posible la convivencia.

     Cuando el hombre se asienta definitivamente y forma la sociedad,  es cuando aparecen sus dioses, y con ellos la religión, que fue su látigo auto flagelante para lo que vendría después. 

     En la actualidad esto sigue siendo así, continúa nuestra característica social y no nos amansa nadie externo, sino que somos nosotros mismos los que mediante la reproducción interesada garantizamos que nuestros descendientes sean, por lo menos, igual de mansos, si no más. Y cuando esto no ocurre desechamos el producto. ¿Cómo? Mediante la pena de muerte en siglos pasados y encarcelamientos y leyes jurídicas en la actualidad; amparadas por movimientos religiosos y sectarios, que han hecho que el diferente, el discrepante o alternativo, sea mal visto socialmente, repudiado y rechazado y a la larga expulsado, con las mismas medidas de antes, de la sociedad en que le tocó vivir. 

     Duda el antropólogo, que sea el mercado el que nos condicione la reproducción,  porque asegura, que hay clases que, aun siendo ricas, deciden no tener muchos descendientes. Pero no puede confirmar que éste no esté detrás de esa persuasión para decidir cómo, cuándo y cuántos hijos tener para que estos permanezcan en la sociedad gregaria y nunca se vean desplazados por sentirse, por cualquier circunstancia, distintos a los otros miembros del clan. Ya sea, como se ha dicho antes, por discrepancias, diferencias varias u, hoy en día, por no cumplir los cánones que el capitalismo dicta.

    “ El ser humano es social o no es humano,  es… otra cosa”, asegura. 

     Por lo tanto, y ahí llega mi corolario: si se discrepa, disiente, se tienen rasgos físicos distintos, capacidades distintas o comportamiento alternativo,  se le excluye de la sociedad con el fin de evitar situaciones hostiles, y por consiguiente, no se le llega a considerar humano, y cuando una persona adquiere la condición de no humano,  es objeto de todo tipo de agravios. 

     Se podrá decir que esto es exagerado y que la leyes, derechos y normas que entre todos nos hemos dado, evitan este rechazo, pero solo hay que observar minuciosamente esta sociedad para comprobar cómo todavía esta exclusión sigue ocurriendo. 

     Primero fue la iglesia, recordemos los versículos de Mateo, luego la sociedad salvaje y posteriormente la sociedad, de clase conservadora, las que supieron leer estos postulados para, en un principio, a través de unos pocos, manipularnos, sabiendo que éramos la evolución de la especie más dócil, y posteriormente manteniéndonos en manada, en clanes gregarios,  donde el pensamiento de la mayoría anulaba o callaba al de la minoría.  

     Donde la iglesia primero y la clase conservadora después, te decía cómo,  cuándo y con quién debías reproducirte. Y si lo desoías, te obligaba, como aconseja la biblia, a vivir de por vida con tu pecado: en contra de la ley del aborto.

     Es el capitalismo, pertrechado por los tentáculos del poder y clase conservadora,  el que quiere y hace lo posible para:

1- Que sigas siendo dócil y manso.

2- Crear una educación social que discrimine al diferente, no sea que este descubra y señale su plan. 

3- Que aun con diferencias, permanezcamos entretenidos y en rebaños. Donde la corriente global diluya el pequeño afluente de pensamiento independiente.  Pan y Circo, luego Pan y Toros y en la actualidad,  Pan y Fútbol.

4- Que se siga en familia. Otro dogma religioso, con el fin de garantizar nuestra docilidad. 

5- Permitir el conjunto de leyes que nos hemos dado nosotros (ojo, recordar que la mayoría de las leyes nos fueron impuestas por presuntos técnicos o expertos, y nosotros las aprobamos mediante nuestros representantes legislativos, ahí es ná, vamos, que ni pinchamos ni cortamos), con el fin de que esa selección selectiva continúe, garantizando la pérdida de cerebro, que aunque todavía no se represente en inteligencia, actos de los últimos años, dan una clara señal de que esto empieza a cambiar.

6- Que el propio capitalismo sea el río que encauce todo para asegurarse que unos pocos, los de arriba, los que leyeron antes que tú todas estas teorías, (de ahí que te quieran inculto. Al necesitado le obligan a saltar al mercado laboral basura, y a abandonar sin terminar los estudios,  y al que los termina y está preparado,  por ser una posible voz de pensamiento alternativo, se le expulsa del país a causa del mercado laboral basura) sigan manejando a la manada a su antojo, siendo ellos los que establecen las leyes, convenios laborales, estatutos, etc. Seguirán siendo ellos los que digan cuánto vale esto y aquello, y cuánto ganarás tú para no conseguirlo. 

7- Asegurarse de que, con ellos, la religión siga siendo ese alma oscura de antaño que te amenace con sus dogmas obsoletos. Garantizar que lo público, y por consiguiente lo que ayuda al excluido y desfavorecido, se diluya y no se recupere jamás, siendo ahora la empresa privada la que te ofrezca su mano salvadora. 

 8-  Asegurar que la información que te llegue esté lo suficientemente filtrada para que esos conatos de pensamiento independiente no te obnubilen. Para asegurarse que la historia la sigan escribiendo ellos, los ganadores, que la otra versión o no te llegue o lo haga con la coletilla de apócrifo. Para decidir qué se estudia y aprende en la escuela,  siendo todo lo demás un presunto manifiesto social comunista.

9- Neotenizarnos el máximo tiempo posible. Fomentar que sigamos y nos sintamos niños y aplaudirlo, por eso ese afán de que nos enganchemos a todo tipo de juegos, on líne o no. Y adular al que, siendo viejo, se sienta joven de espíritu. 

    

     En definitiva, garantizar que sigas siendo ese Sapiens que evoluciona de manera dócil y que jamás se plantea si los que le pastorean o doman son de los nuestros, animales gregarios como nosotros, o lobos. Si son parte de la evolución Sapiens o una estirpe que sobrevivió de Neandertales 

     Asegurarnos si el humano una vez dócil, (Sapiens) al igual que en la prehistoria convivió cierto tiempo con el Neanderthal, especie más hostil, ahora, sea posible que ambas especies siguieran conviviendo aún con su evolución propia e independiente, y fuese esta la razón de que, todavía hoy, unos pocos sometan al resto. Y el Mercado (capitalismo) no sea más que el hueso, palo o quijada de antaño con la que ahora nos dan en la cabeza. Con la diferencia que éste no agrede físicamente, ni se posa encima de nosotros violentamente, sino que lo hace en forma de zanahoria enfrente nuestro para que, de manera inalcanzable, nos tiremos toda la eternidad intentando alcanzarla, como animales dóciles que somos.

     Un sistema que estaría encantado en que la especie, si no fuera totalmente sometida, escapase al monte y retroevolucionase en forma de Cimarrón.


sábado, 10 de octubre de 2020

El último contra el penúltimo


      No llevan cosida una insignia en el pecho como los judíos, la llevan en un papel avalado por la Comunidad de Madrid.  En él,  explícitamente, dice: Que fulanito de tal debe permanecer encerado en el nuevo gueto por su condición de PROLETARIO.

     Han decidido que, este paso, es el resultado de seis meses de análisis, estudios y una meticulosa prueba avalada por no sé que expertos de no sé dónde.  Y como hace tres meses, solo podemos trabajar, trabajar y medio comer, esto último como toda la vida.

     No nos queríamos morir. Les pedimos ayuda, y han dictaminado,  por unanimidad, que somos culpables. Esto, como dice la niña viral (al fin y al cabo es una niña) es mejor que morirse. Un slogan que quieren que absorbas, que veas en la nobleza de una niña la auténtica verdad,  porque solo los niños y los borrachos la dicen. Es una manifestación infantil, sí, pero es así como nos tratan,  de manera infantil.  Lo saben, lo han hecho anteriormente y saben que cederemos.

     Los mimbres ya están trazados: El problema,  los perjudicados, los daños colaterales, la solución, el mal menor y… el mal mayor. Es el momento de coserlos, es el momento del estado de Shock. Tenemos el slogan, la voz de los expertos y la presión mediática recordándote todo el día que cojas lo que te ofrecen, como si fuese un concurso,  no sea que por avaricia perdieras todo. Es decir, coge el ERTE, o el no salir, o el no relacionarte,  o el no disfrutar del ocio, o el solo trabajar, o el ir a gastar dónde ellos dicen que SÍ puedes; porque si arriesgas tal vez no hagas nada NUNCA más. Ante esa premisa y ese temor, claro, prefieres lo primero, y es ahí donde has dado tu consentimiento de manera no escrita.

      La clave está en hacernos creer que nosotros somos los culpables, los únicos que podemos remediarlo y  que ellos son meros gestores.  De nuevo la lucha de los pobres,  del último contra el penúltimo.  Solo con el señalamiento de quien es el culpable: antes los viejos, ahora los jóvenes, los migrantes; antes manifestaciones y reuniones públicas,  ahora grupos familiares y de amistad. Hacen que el problema migre de la administración al pueblo, y de esa manera aparentar una total irresponsabilidad que les beneficia. 

     Han olvidado e ignorado que son nuestros empleados, que les contratamos para que nos resuelvan problemas y que por eso cobran; insisto, no solo olvidan eso sino que encima nos dicen que ese es un problema nuevo para el que ellos no tienen solución,  que la única salida que ven es que nos confinemos, que nos encerramos, que no molestemos, vaya. Para asegurarse de ello, aun siendo nosotros los clientes y haciéndonos arreglar el problema por el que pagamos anteriormente para que se resolviera,  nos multan si no lo hacemos y encima gastan parte del fondo estatal en sacar a las Fuerzas del Estado para controlar que hacemos lo correcto y que acatamos las órdenes de manera sumisa.

     Imaginemos por un momento que tenemos un servicio de Mto. de, no se, informática y conexiones web. Un día nos ocurre un problema,  un percance para el que el servicio en cuestión estaba contratado y cubría, les llamamos y nos dicen que ese “fallo" es nuevo y que por lo tanto no nos cubre. Acostumbrados a que esto nos lo digan las Cias. de seguros no nos extrañaría demasiado.  Les diríamos que qué podemos hacer,  que asumimos el sobrecoste, si lo hubiese,  pero que por favor nos solucionen el problema. La empresa de Mto. Informático nos dice que no es cuestión de dinero,  que también,  sino que es un virus nuevo y que no tienen ni idea, por ahora, como atajarlo.  La única solución que hay, entienden, es que de momento no utilicemos Internet salvo por “extrema necesidad y causa mayor" (¿os suena?). Para ello, eso sí,  ponen un servicio de control que permite detectar quién está haciendo un uso indebido y quién no. Esto a nosotros no nos soluciona nada, pero a ellos les da una tregua para que este virus no vaya a más y por lo tanto su negligencia, falta de recursos y desconocimiento, y por lo tanto su ineptitud,  no quede al descubierto.  Para asegurarse esto,  mediante medios afines de comunicación,  hacen que llegue al resto de usuarios  una serie de datos e información sobre quién está haciendo bien las cosas y quién no, según ellos, claro. Teniendo en cuenta que son los expertos y por lo tanto los únicos que poseen cierto conocimiento del desastre, la parte de la población que no tiene este problema informático,  automáticamente, les creerá y echará la culpa a esa otra parte que sí lo tiene pero que se niega a, una vez que ha pagado por el servicio,  renunciar a su derecho y no solo no poder disponer del servicio contratado,  sino además tener que asumir que son los responsables y que deben perderlo todo para, tal vez, así, solucionar el embrollo.

     Esta artimaña pone al ciudadano a los pies de los caballos.  Pasa de ser el protegido al acusado. Vamos, como si vas al medico por que te duele algo y este, como desconoce la solución, te lleva preso por si tu dolencia pudiera perjudicar a otros.

     Dejando ya los ejemplos y metáforas,  y volviendo a la cuestión principal, diremos que,  efectivamente, nos están engañando, nos están manipulando y para que no seamos conscientes nos están proponiendo otro problema mayor: el ser culpables de este desastre y por lo tanto la posibilidad de ser castigados si continua.

     Es la vuelta de tuerca de la Doctrina del Shock, ésta,  anteriormente, te manipulaba con una hipotética y acuciante amenaza ofreciéndote algo a cambio mientras tú cedías parte de tus derechos, ahora en cambio no pide tus derechos, te los roba y te convierte en delincuente si no cedes o te revelas.

     Estamos asistiendo, de manera pasiva e indiferente,  a la mayor manipulación, abuso y sometimiento de estado que se conozca en tiempos de democracia. Estamos construyendo unos mimbres en contra de los derechos más básicos del hombre,  que hará falta mucho tiempo,  ganas y lucha en la calle para volver a recuperarlos.

     … y tal vez cuando llegue esa lucha aparezca otra ola, la tercera,  y luego otra y otra y otra… Hasta que definitivamente estemos, democráticamente hablando, con el agua al cuello. 

sábado, 3 de octubre de 2020

Nubes blancas y negras

 

 

      Mira, parece que ahora se mueven algo. Sí, parece un… no sé,  un conejo. O no, mejor un extraterrestre con orejas enormes. Que más da. No sé cómo tengo ganas de elucubrar y fantasear con las nubes después de lo que me has hecho.

       Sí,  claro, tú  ahí, tan tranquila. Te habrás quedado tan pancha. Estarás por ahí corriendo entre las nubes, haciendo cocos, jugando con todos los amigos que se fueron antes que tú, mientras yo me quedo aquí,  hecha una mierda, destrozada, buscando el porqué,  una explicación que me serene, que borre ese sentimiento de culpa que me rodea. Algo que me convenza de que nuestra separación fue natural, sin tintes dramáticos, que solo recordarlo me ahoga contra la almohada.

     Sí, ya sé que allí estás bien, claro,  tú siempre tan egoísta. A tus juguetes,  a tus paseos, a tus comidas, a la tarea que te toca, y luego a esperar mis altruistas caricias, mis mimos incondicionales,  mis abrazos eternos, mis besos infinitos. Así cualquiera, así también me voy yo tan tranquila de viaje. Pero no, no te voy a perdonar que te fueras sin darme una explicación,  sin avisarme, sin razón, sin darme… un último lametón.

     Aquí me tienes ahora,  mirando al cielo. Esperando verte aparecer. Creyendo verte correr de nube a nube, imaginar que ellas son tus motas, negras y blancas,  que todo el cielo… eres tú.

     No lo supe ver. No lo vi venir. Me faltó previsión. Me faltó tiempo. Me sobró mala suerte…  me faltas tú.

      Ahora me sobra todo.

     Dime dónde tengo que mirar para poder verte por última vez,  dime dónde tengo que ir para poder oír tus pisadas de nuevo, dime dónde pongo mis manos para sentir tu piel, el latido de tu enérgica vida. Qué puerta abrir para que penetre tu olor nuevamente. A qué dios rezo para que todo esto ocurra, aunque a veces ese dios no crea en mí, ni me escuche.

     Se está haciendo tarde. Las nubes se disipan y con ellas la esperanza de que dibujen tu imagen. Dejan paso a la luna, otra noche se cierne sobre mi alma herida. Hazme un guiño, un gesto antes de desaparecer. Hazme saber que me oyes, que estás ahí. Dame una señal que haga que este rato haya merecido la pena.

     No dejes que te llore más. Lo hice como para rebosar mares, reflotar naves, que decía el poeta.

     Ya no hay verso ni prosa que envuelva en melaza este dolor. No hay palabras que endulcen este agrio sentir. Ni poesía ñoña que tape esta desazón. Que me cubra y de calor, me de aliento y no sopor. Que deshaga el frío que tirita todo mi cuerpo, la pereza que ahora siento,  que hace que enmudezca… mi maltrecho corazón.

     Tengo el collar en la mano, no sé que hacer con él.  Si guardarlo o regalarlo. Si lo guardo es como si te empujase,  si lo regalo es como si te traicionase.

     Ahora son todo dudas. Ya no recuerdo aquel día en que llegaste. Quiero olvidar el que te marchaste. Solo quiero rememorar nuestros paseos, los ratos en la cama mientras nos mirábamos, cuando hacíamos planes, cuando nos reíamos,  cuando me mirabas sin entender, levantando las orejas  volviéndote a tender. Creyendo que estaba loca. Y bostezabas abriendo tu enorme boca.

     Ya va siendo tarde, me tengo que despedir. Seguiré mirando a esas nubes, por si apareces, por si me tienes algo que decir. Seguiré mirando hacia arriba, sabiendo que desde allí alguien me cuida.  Porque ten seguro que, aquí abajo, sin ti… esta es una mierda de vida.

  

                              "Dedicado a Meysi, de Diana"

domingo, 23 de agosto de 2020

Víctimas y Verdugos




   
     Si tu conciencia no se representa por valores intelectuales, ideológicos y sociales, sino por apariencia e imagen, y ésta solo se construye a través del dinero, la lógica capitalista al final se impone y dicta tu condición de clase (conciencia). Ésta, y no otra, es la razón de la pérdida de conciencia de clase a la que estamos asistiendo en esta era. Tu teórica conciencia queda mercantilizada. Y desde ahí es imposible recuperarla, porque al sustentarse sobre un valor económico, solo el mercado es capaz de cambiarla, y obviamente… no le interesa.  Quiere que sigas pagando por mantener esa… nueva clase adquirida. De ahí la proliferación de grupos proletarios que, aún subyugados por el sistema, vitorean, aplauden y enaltecen al mismo,  porque entienden que es gracias a ese sistema el que ellos puedan ocupar una plaza en esta nueva clase social.  Y razón (desde su punto de vista) no les falta, porque es gracias a él,  y a su falsa perspectiva de lo que realmente es la Conciencia de Clase, que tienen la posibilidad, virtual e irreal, de, por lo menos, ante los ojos de los demás,  aparentar ser parte de una clase social que ni les pertenece ni pertenecen.  Y todo por un modesto coste. Solo monetario.
     Por eso ante la pregunta de: ¿Por qué las víctimas votan a sus verdugos? Y ante la desesperante e incierta respuesta de: por falta de conciencia de clase; era necesario indagar a qué y por qué se debía esa falta o pérdida de conciencia. 
     Se lleva echando la izquierda la culpa a sus espaldas,  ignorando que si su mayor enemigo, históricamente hablando,  ha sido el capitalismo, por qué no ha mirado hacia él sabiendo que si era el culpable de todos los “males" pudiera ser que este también lo fuese de esa inanición de la condición humana en recuperar la tan absoluta y necesaria conciencia para la posterior lucha de clases.
     Solo desde ese punto de vista se puede llegar a entender. Solo desde la absurda e ilógica consigna capitalista se puede comprender cómo un individuo es anulado ideológicamente, emocionalmente e intelectualmente,  para ser convertido en un mero escaparate.  Un spot publicitario,  un breve slogan que comprime todas las carencias sociales y las suprime en otros valores consumistas y de apariencia. Y lo admirable,  irónicamente hablando,  desde ese ángulo de visión,  es la conformidad y la autoafirmación de la persona en esa “nueva" forma de vida, carente totalmente de cualquier principio,  argumento o sentido lógico de vida natural y social.
     Es en esa corriente arrolladora, de la que todos somos algo culpables,  porque todos, alguna vez hemos empujado en esa dirección;  donde el ser se siente más cómodo,  porque ahí encuentra ese sentido de vida que una vez perdió por culpa del propio sistema,  y que ahora le ha hecho encontrarse así mismo, anulando anteriormente cualquier otra forma o planteamiento existencial, ya sea religioso, social o familiar. Todo, absolutamente todo, ha sido abolido por el capitalismo,  hasta hacer de ti un mero productor/consumidor, incapaz de, en este ciclón social de apariencia,  envidia y complejo, parar un momento y recapacitar si: es necesario tanto,  si es justo el coste, si compensa el tiempo perdido,  si compensa la nulidad humana a la que nos sometemos y… si es razonable medir el tiempo en dinero… y viceversa. 
     No es que el sistema (capitalismo) en si mismo, como un ente etéreo, te manipule porque  sí,  no,  es el sistema el que en forma de alfombra roja, te ofrece esa amplia variedad de posibilidades para “cambiar" tus maltrechos valores.  Solo es necesario tener dinero.  Para ello solo es necesario trabajar. – El truco? Cada vez obtienes menos dinero por tu trabajo-. Esto hace que la lógica emocional del capitalismo haya cambiado.  Antes te creaba una necesidad que no existía, y al ser alcanzable y al desaparecer esos valores a los que hacíamos referencia antes, no te podías resistir, buscando en el consumo esa “existencia” que diera sentido a tu Vida.  Ahora el capital ha dado un giro de tuerca,  y es que como los salarios son tan cortos para poder seguir alimentando esa burbuja de consumo, ya no es válido crear la necesidad,  porque, aunque cada vez más despojado de su intelectualidad,  el ser humano es poseedor del sistema cognitivo, y éste le dice que esa necesidad ya no es posible, y es ahí donde el capital da el giro y crea en ti el “deseo", es decir, a corto plazo sé que no voy a llegar, pero con tesón,  esfuerzo e ilusión puedo acceder a eso que me ofrecen y a lo que yo tengo derecho a poseer. Es decir, no solo continúa la compra compulsiva e inútil, sino que encima lo hace de manera prolongada en el tiempo sin objetivos claros a corto plazo. Porque esa es otra de las máximas capitalistas, todo se puede convertir en un derecho siempre y cuando lo puedas comprar. Para ello solo es necesario que alguien, antes, le ponga precio y te lo ofrezca como algo justo y necesario para tu condición de individuo social.
     Quién querría estar en el lado de los perdedores, de los desfavorecidos,  de los excluidos, si con tan solo una pequeña dosis de capital, indiferencia e ignominia pueden pasar al otro bando.

domingo, 10 de mayo de 2020

Dar la Orden






     Se mueren los aplausos. Su eco ya no resuena en el bulevar. Hace días dejaron de sonar las sirenas.
     Siguen muriendo personas. Pero muy pocas ya. No las suficientes para que todo lo anterior se reactive. No el número exacto para que el policía intrépido escale balcones para agasajar con mochilas cargadas de placebo para los más pequeños con efectos secundarios para los más mayores. 
     Se muere la alegría en los balcones, la esperanza ilusa de que todo cambiaría, la promesa de un mundo mejor, de personas comprometidas con lo ajeno, con el medio ambiente, con lo público... con los demás. 
       Sigue el contagio. Lento, pausado, propagándose poco a poco, metro a metro, fase a fase. Invadiendo nuestras casas y contaminando el aire. Y en ese ahogo no somos capaces de respirar algo distinto. Recuperamos el pasado sabiendo que con ello volveremos a repetir errores en el futuro, que estos nos harán, de nuevo, ser infelices, pero en ese estado de seguridad, de confianza... nos sentimos cómodos. Y ese confort es el que nos garantiza, erróneamente, un futuro medianamente seguro.

     Se mueren las ideas políticas. La ideología deja paso al pragmatismo. Los códigos éticos ya no son descifrados por libros de ciencias sociales. Los valores de lucha y clase ya no se definen con eslóganes de referentes intelectuales. Todo eso también ha muerto. "Muera la inteligencia, viva la muerte...", que gritó aquel. 
     Ha muerto la izquierda.

     
     Tuvo una oportunidad de oro, una opción de demostrar que otro sistema era posible. La posibilidad de intentar cambiar todo este entramado que ellos llamaban establishment por otro modelo que venían anunciando desde hace años. 
     Si no era posible... nos engañaron. Si lo era y no lo hicieron... nos engañaron. Si pudo ser y no quisieron... nos engañaron. Si lo intentaron pero, o no les dejaron, o no pudieron y no nos lo dijeron... nos engañaron. Si el sistema era tan enormemente fuerte y consolidado que se tenían que tener más armas y fuerzas democráticas deberían habérnoslo dicho, haber sido honestos y por consiguiente haber abandonado. Al  no hacer nada de esto... nos mintieron. 
      
     Nos dijeron que podían cambiar el río, que el caudal y longitud del mismo no eran adecuados para que todos pudiésemos vivir dignamente. Y cuando por fin tenemos a un Capitán que dirige el barco que controla el río resulta que lo hace con las normas y leyes que los piratas de antaño dejaron zozobrando en sus aguas. 
     Tal vez descubrieron que era demasiado profundo, demasiado largo, y enseguida nos echaron la culpa a nosotros, otra vez. 
     Antes porque no estábamos unidos, luego porque no existía conciencia, luego que faltaba compromiso y lucha, tensión en las calles... Ahora nos dicen que deberíamos haber aprendido a nadar, a bucear en el fango y que, como no sabemos, ellos no son culpables. Por eso su única aportación al nuevo New Deal es que no nos metamos en el río, que nos quedemos en casa, reconociendo implícitamente en esa orden que no saben qué hacer, ni cómo, ni cuándo. 
    Para ello lo único que han hecho es sacar a las fuerzas del estado y dar la orden de atacar a la población. Dar la orden de que no se muevan. Dar la orden de que no salgan. Dar la orden de que no se junten. Dar la orden de que no se abracen, besen o quieran. Dar la orden de cómo, quién y cuándo trabajar. Dar la orden de cómo, quién y cuándo salir... y a qué. Dar la orden policial de perseguir por tierra, mar y aire al ciudadano que intente llevar una vida normal. Dar la orden y crear toda una serie de normas y leyes que nos conviertan en mulas alrededor de una noria de agua, dando vueltas y más vueltas con el único fin de sacar todo el beneficio posible, de alimentar a un estado que agoniza y que en el momento de parar, de descansar, lo hagamos allí mismo, en el puesto fijo, sin movernos, solo para recuperar fuerzas y seguir girando la mula al torno,  porque otra opción distinta no es posible y ellos dieron la orden de que así fuera.
   
     Ante una oportunidad como esta, aun con la sombra pandémica sobrevolando, lo único que ha hecho la izquierda, al igual que hizo la derecha, es dar ordenes. Sin criterio, sin plan B. Como tregua para finalizar su estrategia, su plan salvador. Como prorroga para sacar en el último minuto al jugador que haga ganar el partido.
     Lo dieron por perdido en el momento en que les pareció bien amordazar al pueblo con la soga que los verdugos fascistas dejaron tirada antes de huir.

         Y lo frustrante es que, esa orden, la dan bajo el paraguas legal de los que precedieron a través de una moción consensuada y aplaudida por el pueblo.
     La ilegalidad que prometieron erradicar, las leyes que gritaron a los cuatro vientos que iban a abolir y no son, si no con ellas, con las que reman viento a favor, a contracorriente ideológica, con las que ondean la bandera anti-pirata en la que esconden su fracaso y con la que nos dan en la cabeza a modo de sanción, multa, castigo y decretazo.
      Y lo hacen con el único instrumento que les resuena como secuela de aquella lucha épica, de esa época dorada donde las ideas y derechos se ganaban a base de golpes, carreras, gritos y desobediencia civil... la orden policial. 
     






lunes, 4 de mayo de 2020

Trazas de cuarentena



     

     Es difícil, normal. Tantos siglos con esa costumbre que ahora es muy complicado quitarse de encima dicha... manía. 
     Ese puto vocabulario machista que cohabita entre nosotros... y nosotras. Una característica que resuena entre aplauso y aplauso, entre fase y fase y pasa totalmente desapercibida. Y no es otra que la de identificar, invariablemente, una determinada profesión con un género o sexo determinado. 
     ¿El personal de la sanidad? Obviamente, sanitarios; cuando Sanitarias existe e incluso tienen un premio que las galardona. Sobre las limpiadoras de hotel, cuidadoras de dependientes y empleadas del hogar, ya no voy a comentar nada. Es hasta humillante y vejatorio cómo sistemáticamente se relacionan, estos servicios o trabajos tan duros y socialmente poco valorados, con la mujer. 
     Pero lo que me rechina últimamente es el de Cajeras y Reponedores. Ahí está, ya se han repartido los cargos y puestos correspondientes: Ellas, cajeras; y ellos, reponedores. Parece mentira que sean los supermercados los sectores del comercio donde todos, absolutamente todos, vamos siempre por necesidad y seamos incapaces de ver que, esos héroes que nos cobran y orientan en los super, son hombres y mujeres, da igual dónde estén y en qué puesto, lo hay de todo en todos los puestos. Pero claro, lo que dije entradas anteriores... pasan, ambos, totalmente desapercibidos, son definitivamente invisibles para la totalidad de la gente que por allí va. Por eso la crítica sobre lo hipócrita de los aplausos y reconocimiento de este sector en épocas de virus. Por eso no me creo ese agradecimiento en los medios cuando son estos los primeros en caer en ese reparto injusto y patriarcal de puestos básicos.  
     Se intenta, en ese relato sentimental, de concienciar a la gente de lo importante de sus funciones, de lo entregado y duro del puesto, pero no es creíble desde el momento que: ni saben quién son, ni sus condiciones laborales, ni si se sienten o no identificados con el problema. Y no lo saben porque no les importa en absoluto ni lo qué sois ni en qué trabajáis. Esto ocurre también porque en el lenguaje, sobre todo el que define los trabajos que a su vez definen a la sociedad, hay un inmenso clasismo.

     Habrá quien diga: "Hombre, se utiliza Empleadas del hogar o Cajeras, porque el 90% son mujeres quienes lo ejecutan". Muy bien, seguramente sean estos los mismos que defienden el genero masculino como representación de lo "general", de un "todo" cuando hablamos del género. Y es esa la razón de la crítica. Cuando hablamos en general todos somos hombres, cuando lo hacemos de cargos o funciones poco vistosas o incluso infravaloradas ahí ya aclaramos que la mayor parte de esos empleos corren a cargo de ellas, las mujeres. 
     Si tenemos problemas "serios" llamamos: al abogado, asesor, al gestor... al medico o doctor, incluso psicólogo. Si tenemos que quitar mierda: a la chacha, a la chica que limpia o a la nani. De las secretarias... otro día hablamos.

     Y ahora, a aplaudirlas otra vez, que no se nos note la falsedad, que nuestro gesto sea compungido y solidario. Hacerlo rápido y fuerte, que me huele... que la desescalada final, esta al llegar.

domingo, 3 de mayo de 2020

75 Años




   "Si cuido de los pobres, me llaman Santo; si pregunto por qué lo son, me llaman comunista"

     Esta frase es de Hélder Cámara. No sé si era comunista o no, tampoco sé si lo soy yo... no creo.
          Lo que sí sé, es lo curioso de la historia de hoy. Ahora, hace dos o tres días más o menos, se cumplen 75 años de la famosa foto de la bandera Soviética coronando el Reichstag Alemán. Esta fue un emblema de la victoria Soviética sobre las fuerzas Alemanas, o lo que es lo mismo, el Comunismo sobre el Fascismo.





Hace 75 años, la bandera soviética se erigió sobre el Reichstag ...


     Lo curioso, y razón de la entrada, son las casualidades que tejen esta historia. 
     Son varias: Una, que ocurrió en abril, mes de mi nacimiento; dos, que fue la victoria del comunismo contra el fascismo, algo de lo que creo que debiéramos alegrarnos, y más ahora que éste, el neofascismo, está en boga. Si bien es cierto también, que ese comunismo que lo derrotó no fue el más ejemplar ni del que se debiera estar orgulloso. Pero bueno, la ideología está por encima de los hechos, aunque estos sean espantosos como así fue el Régimen Estalinista. Y tres, el protagonista de la historia... se llama como yo, MININ.

     Como me estoy, últimamente, acostumbrando a copiar y pegar, y más cuando de lo que quiero hablar ya está dicho de antemano, pues voy a hacerlo de nuevo. 
     Espero os sea interesante, sobre todo, más allá de la anécdota, este relato poco conocido, que os hará profundizar de nuevo en el pasado de nuestra reciente historia y descubrir, que nunca viene mal, aspectos desconocidos. 
     Porque no viene mal recordar que la II Guerra Mundial no la ganó el soldado Ryan, ni los Americanos en el día D; tuvieron su importancia, claro, y una actuación relevante y definitiva sobre todo en el pacifico, pero en Europa, donde se desarrollo el grueso bélico, los que más muertos pusieron sobre el tapete fueron los Rusos, y la batalla que dio el giro definitivo a la contienda fue la de Stalingrado. 

     Bueno, os dejo con el artículo. Un saludo a todos... los camaradas.


     Corría el mes de abril de 1945 cuando comenzó el fin de la batalla de Berlín, y también el final de la Alemania nazi, tras casi cuatro años de una cruel guerra en el frente oriental europeo de la II Guerra Mundial. Es la llamada Gran Guerra Patria, tal como aparece así denominada por primera vez en el diario Pravda de Moscú, el 23 de junio de 1941. 
         La última gran defensa de la capital del régimen dictatorial instaurado por Adolf Hitler en 1933 se apoyaba en unos soldados reclutados entre prácticamente ancianos y niños de las Juventudes Hitlerianas. Debían enfrentarse nada más y nada menos, que al entonces todopoderoso Ejército Rojo comandado por el dictador soviético Stalin, quien había decretado que el soldado que no avanzara hasta la simbólica toma del edificio del parlamento alemán, el Reichstag, sería ejecutado.
       Además, instó a sus tropas a izar la bandera roja de la Unión Soviética, antes de la conmemoración del Día del Trabajo, el 1 de mayo. Sin embargo, para los soldados del Ejército Rojo no era una cuestión sencilla, ya que conocedores de la cercanía del fin de la contienda, estaban bastante desanimados con la idea de morir en la ocupación del Reichstag, pues sabían que estaba fuertemente defendido por tropas de las SS nazis. 
      
        A pesar de ello, algunos soldados de la 150 división del VIII ejército soviético se presentaron voluntarios para tal misión y, entre ellos, Mikhail Minin, que estará a la cabeza del pelotón que finalmente realizará la misión. Fue el propio Minin el que narró los hechos reales en el año 2004, para un documental alemán.
        En la tarde del 3o de abril de 1945 se iniciaron los combates en el edificio y los soldados soviéticos finalmente penetraron por una brecha abierta en el muro del vestíbulo, donde encontraron una resistencia alemana desesperada. El pelotón se dispersó por las diferentes estancias y protagonizó una lucha encarnizada. Mikhail iba acompañado de tres hombres: G. Zagitov, A. Lisimenko y A. Bobrov, que se guiaron por una linterna en su ascensión por las escaleras dañadas.
        La linterna iluminó un cabestrante y dos cadenas que les condujeron al techo. Zagitov y Minin comenzaron a desenvolver la bandera y la colocaron en la escultura de un caballo de bronce y una mujer grande con corona. Para ello, los compañeros de Minin le levantaron para que se sentara en el lomo del animal, que tembló por las explosiones, y fijó el estandarte en la parte más alta. Su reloj marcaba las 22,40 horas, ya de noche cerrada. Aunque Minin y sus compañeros recibieran la felicitación de sus camaradas, solo obtuvieron una condecoración de menor rango, la Orden de la Bandera Roja.
       Sin embargo, la historia de la famosa fotografía es más rocambolesca, ya que el 30 de abril, cuando el Reichstag no había sido tomado del todo y aún aguantaban muchos soldados alemanes, ningún fotógrafo acompañaba al pelotón de asalto, por lo que no fue posible realizarla en ese momento, y entonces se decidió hacer una recreación, a sabiendas de la fuerte carga propagandística que tendría para los ciudadanos soviéticos, y por extensión para el mundo entero. 
      No será hasta el 2 de mayo, cuando el fotógrafo de guerra Yevgeny Khaldei, de la agencia de prensa TASS, recreará la escena protagonizada en realidad por Minin y sus camaradas, pero esta vez, fuera de peligro. Para ello pidió a varios soldados que posaran ondeando la bandera roja en todo lo alto del Reichstag.
      De entre todas las imágenes, se seleccionó la que pasaría a la historia, no sin antes retocarla, ya que se percataron de que uno de los militares aparece con varios relojes en la muñeca, fruto probablemente del pillaje, por lo que se eliminaron. Además, para darle más épica a la escena, se incluyeron al fondo de la imagen, unas columnas de humo, inexistentes en la fotografía inicial. En la instantánea se puede ver al oficial soviético Abduljakim Ismaílov, sujetando al soldado Aleksei Kovoliov para que no perdiese el equilibrio mientras sujetaba la bandera.
        Mientras fotógrafo y «actores» subían por el edificio en ruinas en una mañana lluviosa que dejó charcos de agua y sangre, no sabían que estaban haciendo historia. La imagen recorrió rápidamente todo el globo y se incluyó en la portada del segundo tomo de la enciclopedia soviética de fotografía. Sin embargo, estos personajes no se convertirían en protagonistas de la historia, hasta años más tarde.
       El verdadero héroe de la escena recreada en la foto, Mikhail Minin, tendría que esperar cinco décadas para recibir el verdadero reconocimiento a su valor, ya que no fue hasta la conmemoración del 50 aniversario del fin de la guerra, ya desaparecida la Unión Soviética, cuando el presidente ruso Boris Yeltsin le homenajeará oficialmente.

 https://www.elindependiente.com/tendencias/historia/2020/05/02/75-anos-de-la-foto-de-la-bandera-roja-sovietica-ondeando-en-el-reichstag/