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miércoles, 4 de septiembre de 2019

Patriarcado Madridista; Sesgo Machista.





     El machismo vive definitivamente con nosotros. Tan a gusto, confortable y discreto que no lo apreciamos. Gestos diarios que cualquiera diría que no son dignos de mención, crítica o señalables. Que no hacen daño, a priori, claro; pero crean un ambiente socio-cultural que poco a poco va enviciando el lenguaje y con ello su significado. Actos costumbristas que se adhieren a nosotros formando una capa de modales que creemos correctos, formales y... caballerosos, con tintes paternalistas, proteccionales y a la postre Patriarcales. 

     La mayoría de estos gestos o actos se hacen por un cierto sentido erróneo de sensibilidad y falsa debilidad hacia la mujer, creyendo que ésta necesita de nuestro amparo y protección; constatando, reafirmando y confirmando socialmente que, efectivamente, la mujer es inferior y nos necesita. 
     
     Ejemplos de estos hay cien mil y los vivimos cada día y que no voy a reproducir por aburrimiento. Pero son del tipo: " Voy a ser muy atento con ellas y ofrecerles mi atención, fuerza, saber y posición, para facilitarles el día a día". A cambio y de manera gratuita, les regalaré los oídos con halagos sobre sus cualidades que, obviamente, son solo físicas, y que ellas de manera sumisa, como no podría ser de otra manera, aceptarán incondicionalmente. 
  
     Se hace sin maldad, porque se desconoce el daño futuro del acto en si. Creemos que no hay nada reprobable porque, qué mal puede haber en ayudar o piropear a una mujer, ignorando que poco a poco la vamos infravalorando socialmente y cosificando sexualmente.

     Pues en el futbol pasa algo así. El Madridismo sería el machista con sesgos patriarcales que infravalora al rival: le halaga de manera paternalista cuando cree que ha conseguido algo que no estaba a su altura, cuando aplaude al enemigo por un gesto que a él ya le sobra o nada le dice, que le felicita por ese nimio premio que ha conseguido y del que ellos tienen exceso en sus vitrinas. La mirada entrañable, sentimental cuando consiguen un reto que les parece insignificante para sus pretensiones. En definitiva, congratular al rival siempre y cuando sea por algo que a ellos no les quite nada de protagonismo y sea de valor inferior a sus ya dilatados triunfos.

     La última prueba de esto, y que me ha hecho escribir la presente columna de opinión, es la afirmación de un periodista ante la exultante alegría del Cholo al ver como su equipo remontaba un partido casi perdido. 
     Si bien es cierto que el Cholo no ayudó mucho con sus anteriores declaraciones, afirmando que el Atleti es el equipo del pueblo. Los que conocemos al Cholo y somos del Atleti, sabemos que lo hizo con... ironia, recochineo y rintintin, a sabiendas que estamos mejor que los rivales más directos. Pero para este periodista, el sarcasmo le pasó inadvertido y no supo apreciarlo, y fue después de esa épica victoria y su inmediata celebración cuando, sin saberlo, porque el madridismo-machista es así, y creyendo con su opinión que iba a resultar entrañable o afable, dijo: "Que grande el Cholo, celebrando el gol como si hubiese ganado la Champions".
     Ojo, que nadie caiga en paternalismos o en vagas apreciaciones de que no lo dijo a malas, el "retratado" no da puntada sin hilo, porque podía haber dicho La Liga, ya que era un partido de liga, pero no, a él le traiciona el subconsciente y la maldad salío a flote, y con ella el sesgo patriarcal intrínseco en todo madridista, y de manera implícita mandó a su rival, el Cholo, el recado de: "Celebra, celebra, que esa va a ser la única Champions que vas a ganar".

     Como vemos, el machismo y el madridismo no se pueden ocultar, se desenmascara a las primeras de cambio, sin saberlo, sin conciencia de maldad, porque ambos han vivido a sus anchas toda la vida y por lo tanto no entienden de este... novedoso movimiento que les señala y ataca. Una nueva corriente, no ya de un sentir feminista, sino de una nueva generación de jóvenes que no van a comulgar con tanto proteccionismo viciado y condicionado que lastra el crecimiento de la mujer. 

     Tal vez no fue una celebración tan exagerada, tal vez fue una consecuencia de la tensión del partido, de las ganas acumuladas, del exceso de ilusión de la grada, de los sueños por cumplir, de la escasa decepción a la que estamos acostumbrados por la comedida expectación histórica. A lo mejor solo fue eso, tal vez, cosas todas ellas que el madridismo echa en falta desde hace mucho, o simplemente fue que ganando ese partido nos poníamos lideres mirando desde muy, muy alto...
al eterno y machista rival.

     Y no, el Cholo no ha celebrado ni probablemente celebrará jamás una Champions, pero esta liga la tiene un poco más cerca que el patriarcado futbolero, el madridismo que sueña, añora, desea y envidia un poquito, aunque tan solo sean sesgos, esa desmesurada pasión que el Cholo inyecta al Atleti y a su afición.