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jueves, 3 de junio de 2021

Cuéntamelo



   Cuéntamelo otra vez.

   Cuéntame cuando corría por el campo, detrás de los animales, cuando era su azote, su pareja de baile.

   Cuéntame lo de las aulagas, lo de los tomillos, lo de las zarzas y las moreras. Cuando llegaba la tarde y tú no estabas. 

   Cuéntame lo de los cartuchos vacíos, los tiros fallidos y las maldiciones al aire.

    No te lo cuento, Padre, tú matabas.

  Cuéntame lo de que era cazador, que ya no me acuerdo. Lo de las sombras bajo encina, las comidas suculentas, el reposo en el arroyo. Ya nunca estás conmigo... nada me cuentas.

    Cuéntamelo, que no me acuerdo.

    Cuéntame lo del perdigón en el ojo, los faisanes a la basura, lo del cañón lustrado, los cabreos de tu madre... de todo aquello agotada 

    No te lo cuento, Padre, es agua pasada.

    Cuéntamelo, que estoy cansado.

    Cuéntame lo del odre, la escopeta y la canana. Lo de los perros… aquel que era el mejor y tanto ladraba, ¿Cómo se llamaba? No lo recuerdo, siempre fatigado. 

    Cuéntame lo del alba, lo del gallo, el sueño de madrugada. Lo del altillo, el patio y la corrala. Cuando mi cuerpo era todo energía, y no se arrastraba.

    Cuéntamelo otra vez, hijo.

    Cuéntamelo… que no me acuerdo.

   Está bien, padre, te lo cuento otra vez... ¿Cómo empezaba?