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lunes, 23 de julio de 2012

Entra en mi vida

     Clara Sanchez es la autora del libro que da título a la siguiente entrada. Su anterior novela fue premio Nadal, y en esta, sigue manteniendo un alto nivel literario a mi entender y para mi gusto; por lo menos a lo que en tema se refiere.
     Pareciera que escoge dicha temática por lo mucho que se esta hablando de ello o, simplemente, por moda; aunque dicho sea de paso, no me parece ético catalogar de moda un tema tan delicado y escabroso como el de los niños robados. Y no, no lo hace. Clara Sanchez elige este asunto como escenario para desarrollar su historia. Deja atrás los oscuros secretos de la iglesia, hospitales, Madres religiosas y otras conspiraciones e implicaciones en la trama de los niños robados en España durante el periodo franquista y después de éste. No indaga ni se recrea en culpabilidades y responsabilidades politicas ni religiosas, y es ésto lo que le da al libro un brillo especial y una dirección distinta a la que, en un principio, pudiera corresponderle o  creyeras encontrar tras leer la sinopsis o primeras páginas.

    Lo que cuenta Clara es el auténtico drama que viven las familias una vez se ha sembrado la semilla de la duda, una duda que no solo afecta a la familia robada, sino que lo hace también, y de manera agónica, a la familia beneficiaria. Y que decir de la sensación de desconcierto y desorientación que sufre la persona robada una vez sabe que su familia, ésa con la que ha convivido toda su vida, no es la auténtica; y por otra parte, la verdadera, está a la desesperada buscándola por medio mundo para poder explicarle qué paso.
     Clara narra a la perfección esa angustia, ese conocimiento de que tu vida, hasta ahora, es irreal. Todo se desmorona porque tus sentimientos, tus vivencias y tus recuerdos son falsos, como si a una mala pesadilla pertenecieran, todo el amor ofrecido y el recibido ha sido a personas equivocadas. Y todo ese vacío, todo ese espacio que en ese preciso instante aparece en tu vida, has de llenarlo con sentimientos de personas que dicen ser tus auténticos padres, pero que tú no conoces de nada.
     La autora pone de manifiesto las distintas etapas por las que la persona, que descubre fue arrebatada de los brazos de su madre fingiendo una tragedia, pasa después de que la duda ha penetrado en su cabeza. Desconfianza, duda, temor, rechazo, desesperación y por último aceptación y un abandono de todos sus principios, porque éstos, ha quedado claro que no son los inculcados de manera real por las personas que debiera, y en consecuencia teme haber sido conducida y educada por cauces ajenos a la correcta moral.

    Un buen libro que corre entre dos protagonistas, dos hermanas que se encuentran casi de manera casual y deben luchar por aclarar cual ha sido el problema y quién el culpable de que sus dos vidas hayan pasado 20 años separadas. Si además le sumamos que con la pequeña robada, su familia impuesta no ha sido todo lo justa y cariñosa que debiera ser, pues tenemos todos los ingredientes para despedazar este libro de 500 páginas en apenas 3 o 4 días.

      Te hace pensar, como la mayoría de lo buenos libros; en esas familias que saben a ciencia cierta que una vez le quitaron lo más valioso de su vida, y lo entregaron a alguien que, según valores jerárquicos, religiosos y social-fascistas y totalitarios; entendían que lo merecían más que tú. Y que esa pequeña vida ahora crece bajo la tutela de otra persona, en los brazos de otra madre, y rodeado por el amor más dudoso que es capaz de dar alguien que ha robado a otro algo más valioso que su propia vida; la de su recién nacido.
   
        ..... y si encima te toca de cerca, pues.......

domingo, 15 de julio de 2012

Campo, campo.

     Primer día de total libertad de horarios en Madrid, el Madrid de la "esperanza".
    Gente aglutinada en metros de hormigón con la única finalidad de consumir algo barato, algo que se oferte. Con ese pobre espíritu, su aburrida vida se consume con ellos sin saberlo, a la espera de otras alternativas. A la espera en la cola de una caja de supermercado, a la espera de un turno en una charcutería de hipermercado mientras decidimos cómo vamos a querer el jamón cocido, si finito o muy finito que se rompa. Entre tanto, nos deleitamos viendo cómo nuestros pequeños revolotean con total impunidad por los stands y pasillos del centro comercial que se abre para nosotros, que lo hace para satisfacer nuestras necesidades, con un horario que hace las delicias de todos los que su única y exclusiva prioridad el día festivo de la semana es invadir esas zonas de ocio consumista, mientras sus pieles se "tuestan" bajo el aire mecánico, el aire artificial que los motores del centro expulsan indiscriminadamente. Una brisa tan falsa, desagradable y manipulada como sus ilusiones, sus perspectivas, sus inquietudes, sus objetivos, sus planes, sus anhelados fines de semana...... sus ajadas almas, sus tristes vidas. 
     Vidas en rebajas, en oferta, en saldo perpetuo; en continua búsqueda de un mísero descuento que dé sentido y felicidad a su espíritu truncado. 









lunes, 2 de julio de 2012

Mi particular fiesta Roja

     Y tú, ¿dónde estabas?.
     Pues yo aquí, en mi house, solo, sin repetir la pedo-fiesta de la semi. Aún así, me monte mi pequeña fiesta.... para muestra... unas fotos.
Conjurando a los dioses

Echando el gafe a Italia

Premonitorio, los dioses me dijeron 4 goles

celebrando el primero

..el tercero de torres

..el último de nosequien

Escuchando el himno

pose marcial al himno

mostrando modelito facha-futbolero

recordando a los spaguetti los cuatro roscos

El descanso del guerrero

Se pita el final

Fotos de recuerdo

Para la galeria


Me piro a la cama, le den a las celebraciones


     Bueno, veis como no hace falta ir por ahí a hacer el boberas, con cuatro chismes de la vaca que ríe, un poco de pintalabios viejo, una camiseta de los chinos, y un turan mangado de..¿-?, y la fiesta montada.


     Hasta dentro de 2 años, más o menos.

domingo, 1 de julio de 2012

Del Retiro a la Puerta del Orgullo

     Un día más, de lo más natural, normal, que no te esperas nada, de esos que vienen en negro en el calendario, y ¡zas!, te cae una pluma en el ojo, y cuando quieres darte cuenta estas rodeado de..... bueno, mejor lo veis.


































         Lo mejor, las calles totalmente vacías de coches donde los freekis aprovechaban a tirar fotos a ese momento único y curioso.