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domingo, 13 de octubre de 2019

E.G.B.




   
     Me crie bajo el manto educacional de la E.G.B., esto tuvo, imagino, sus pros y su contras, desconozco ambos. 
     Me eduqué en la disciplina que unos profesores, a los cuales llamábamos Don y Señorita, nos impartían de manera concienzuda, con rasgos autoritarios y en ocasiones... duros. 
     Yo en concreto, lo hice bajo la sombra del Gayo y Gallina. Montse, que así era como se llamaba la Srta. que me impartía clases de lengua, nos explicaba como nadie las reglas y normas gramaticales. Ponía desde luego todo su empeño: chocaba la lengua con el paladar para que entendiéramos y viéramos la diferencia entre LL de Gallina e Y de Gayo, que observáramos su distinto sonido, hacía lo propio con la LL, pero esta vez chocaba la lengua contra los dientes delanteros. - Veis? decía, - Notáis la diferencia?

     Nunca me detuve en pensar si esto era correcto o no, dudaba, por mucho que ella se esforzaba, en comprender por qué iban a sonar distintas, siendo fonológicamente iguales, pero era mi profesora y sus lecciones jamás se cuestionaban. Bastante tenía yo con buscar 200 pesetas para bajar desaforado al Jupy, a alquilar la que creía que era la última de Bruce Lee; que decepción, y no fue la única, el saber años después que el Maestro solo tenía cinco films en su haber. Mi otra preocupación era el pensar a quién me iba a encontrar en el metro cuando subiese a la tienda de mi padre, si cogería el primer vagón, el malo; el último, el bueno; o los concurridos del medio.
     Allí, a la tienda, acudía los viernes tarde y sábados mañana. Mi labor era poco más que observar, cobrar y algún sencillo recado.
     Entre jamones, embutidos, legumbres y botes de tomate, pasé la mayor parte de la infancia. Ordenaba los botes Rombo D´Oro, latas Apis, Cuca, el Ancla, botes de cacao Vit, pastillas Avecrem y Gallina Blanca.
Y fue uno de esos días cuando colocando uno de los paquete de sobres de fideos de Gallina Blanca me acordé de la regla gramatical de la Srta. Montse, sonreí, para después, cuando tuve uno de sopa de Gallo con fideos en la mano, me la eché a la cabeza, y como si hubiese descubierto un tesoro me giré hacia mi padre y le dije: "¡¡Hala¡¡, vaya errata estos de Gallina Blanca, Gallo es con Y, o sea, Gayo", dije poniendo morritos mientras intentaba chocar la lengua contra el paladar poniendo, imagino, cara de imbécil. Mi padre ni me escuchó, creo, diría, anda, sigue colocando y déjate de tontunas.
     Pensé que no podía ser, claro, que no podía estar mal, pero tampoco que durante años y con ímpetu exagerado, mi profesora nos enseñara lengua con esos errores garrafales. No sabía que pensar, tenía que consultar a alguien. Creo recordar que se lo pregunté a mi hermana, a algún compañero del mercado e incluso puede que lo consultase luego en el diccionario (en aquel entonces no existía la recurrente Web), y efectivamente... los de Gallina Blanca tenían razón, y por consiguiente mi profesora, la Srta. Montse, nos había mal educado durante la década de los 80.
     Que esta lección la tuviese que aprender en la tienda y no en las clases, no deja de ser una anécdota clarificadora de lo que en ese tiempo viví, y no es si no, más que otra curiosa metáfora de lo que por aquel entonces te decían algunos padres, incluido los míos: "Allí aprende a sumar y restar, que la vida real esta fuera de las aulas". 
     A lo mejor fue por eso que yo no tenía ganas de estudiar, porque ya veía que era fuera donde más aprendería, en lo que llamaban... la escuela de la calle.
   
   


miércoles, 9 de octubre de 2019

Cuerpo sin Vida





     "Hallan el cuerpo sin vida del joven desaparecido el pasado jueves en la playa del levante"

     ¿si lo hubiesen encontrado con vida, seguiría siendo un cuerpo, o pasaría a ser simplemente una persona hallada?
      Un cuerpo nunca puede tener esas dos posibilidades, puesto que un cuerpo es algo inanimado, y si se refiere al de una persona, el llamarle cuerpo estando viva, sería despectivo:
"Eres un tonto en un cuerpo bonito", "Esa chica tiene un cuerpazo". Vemos en ambos casos cómo destacamos, separando premeditadamente, el cuerpo del ser (persona). Por lo tanto: "Hallan el cuerpo con vida del joven...…"  Sería absurdo, verdad? Pues poner el calificativo de muerto a un cuerpo hallado lo es también. Si está sin vida (el cuerpo) es un cadáver, ergo si está con vida es una persona y no un cuerpo. Aunque en su día, existencialmente o religiosamente fuese o siga siendo una persona, de la misma manera que aun vivo también posea cuerpo, pero esto es otra historia.

     De manera que lo correcto sería, para los fallecidos:

   1) "Hallan el cuerpo del joven desaparecido"
   2) "Hallan el cadáver del joven desaparecido"

    Y para los encontrados con vida:

   1) "Hallan con vida al joven desaparecido"
   2) "Hallan todavía vivo, al joven desaparecido"

     Solo, en el hipotético caso de que se desconociese su estado, por el lugar inaccesible en el que estuviese, se podría utilizar muerto o sin vida y de manera hipotética:
   - "Unos excursionistas se encuentran entre unas rocas enterrado, lo que podría ser un cuerpo sin vida", porque no se sabe ni si es con toda seguridad un cuerpo, ni si está vivo o no, aunque tal vez, en este caso tampoco quedaría mal el decir: Una persona sin vida, prevaleciendo el valor de persona al de cuerpo, aun teniendo ambos la probabilidad de estar sin vida.
     Es decir, ante la imposibilidad de saber qué es, quién y cómo está, se informa de todas sus posibilidades: podría ser un cuerpo o podría ser una persona, dependiendo si esta estuviese viva o muerta, (que hasta el momento no se sabe, y que con buen tino, el periodista describe de Cuerpo para no alarmar sin pruebas sobre la posibilidad de que fuese una persona). Como la precisión de los excursionistas no es correcta ni técnica, el periodista señala la más que probable opción de cuerpo y sin vida porque:
   1- Los excursionistas no pueden confirmar que sea o no, sino que parece un cuerpo. 
   2- Por el estado, zona, lugar y posición se podría deducir que está sin vida, pero no es seguro, por lo tanto el periodista ahí sí puede utilizar un cuerpo sin vida, dando a entrever que todavía no hay más datos que puedan determinar si es una persona que obviamente estaría viva o simplemente un cuerpo que, hemos dejado ya claro, estaría como indica implícitamente la palabra... Sin Vida

jueves, 3 de octubre de 2019

Otra Oportunidad




     Definitivamente esta, mi generación y las siguientes a partir del 70, son sin duda las generaciones más consentidas. Una generación que nunca tuvo que luchar por conseguir algún derecho primordial o vital, jamás tuvo que vérselas con algún régimen dictatorial, represión abusiva; que creció con la hambruna de posguerra ya solventada, con los mimbres democráticos y los conflictos que esto tuvo ya establecidos. Que creció al amparo de una industrialización que dio puestos de trabajo a todos. Y sobre todo, con una sobreprotección paternal que convirtió a éstos en gente sin temor al fracaso, al rechazo, al conflicto social, a la pugna política; y siempre, de manera mágica, se encontraban con otra opción, otra vía, otra... segunda oportunidad.

     El hecho más claro de esto lo vivimos el 23F. Aquel día mi generación pudo convertirse en una más, como sus antecesoras, pero no, no fue así; se solventó de manera rápida, sospechosa y nada traumática, lo que nos hizo sentir a partir de ese momento que "dios aprieta pero no ahoga". Y fue desde ese momento en que entendimos que siempre tendríamos alguna otra oportunidad cuando los avatares de la vida nos acecharan, que nada es tan importante, tan serio, que todo ocurre fuera, en otro lugar, no a nosotros, nosotros siempre tenemos al lado a alguien que nos protege, algo que nos ofrece otra salida o ese halo misterioso y mágico que sin saber cómo ni dónde, nos ofrece esa deseada segunda oportunidad. 

     Tal vez sea por eso que somos la generación menos comprometida con temas comunes, sobre todo con temas realmente catastróficos, pensamos que seguramente no sea para tanto, que ya habrá "alguien" en el último momento que tenga la solución que a nosotros no nos afecte ni reste para nada. Así ha sido siempre y así lo hemos visto en las películas con las que crecimos. 
     De hecho, las crisis graves del 29 e incluso la del 70 no nos afectó, crecimos con ellas ya pasadas, y la del 2008 solo afectó a los más desfavorecidos y a los que tuvieron excesos en un pasado, de manera que aun eso, lo vemos con escepticismo. 
     Solo el terrorismo de ETA nos podía acongojar algo, pero sabíamos que solo ocurría "allí" y a los políticos y militares. En cierto modo actuábamos como la cita crítica de Martin Niemöller, "primero vinieron...". teníamos la sensación de que eso, a nosotros, no! 

     Como decía antes, en culpa fue por el comprensible miedo de los padres a que nosotros viviéramos algo parecido a lo de ellos. Un excesivo temor que creó una burbuja irreal a nuestro alrededor desarrollándonos a espalda de la realidad, y ellos, sobrexponiéndose y esforzándose en conseguir sacarnos de ese umbral económico-social donde nuestro nivel confortable se viese afectado. Luchando por la zanahoria que en algunos casos cada vez parecía más lejana, un utópico sueño que por primera vez parecía posible, el éxito de ser por fin personas dignas, dejar de ser obreros agradecidos, endeudados moralmente, esclavos de un pasado que hacía difícil romper las cadenas en un futuro, en definitiva, ser esa "clase media" que se oía por la radio y que en Europa afloraba al son de la Marsellesa.

     Un esfuerzo tan arduo, tan sacrificado y en ocasiones tan humillante que no se contó bien a los hijos para que no penaran, era preferible que pensaran que "eso" llegó por que sí, por la propia evolución del hombre: Que ese pisito de 40 metros era normal, que todos lo tenían, que era porque aquí era así, se vivía muy bien, que la TV en color también era normal, que el apartamento en la playa se consiguió sin esfuerzo, que el primer coche era porque papá tenia trabajo y que con solo eso se podía conseguir todo. 
     Se ocultaba el esfuerzo porque estaba relacionado con un pasado poco ético que todavía nos pisaba los talones. 
     No, no se nos contó todo y ahora estamos como estamos, pensando que nos merecemos todo y que tarde o temprano nos tocará ese trozo de pastel. Hasta en las enfermedades tuvimos suerte, cuando una golpeaba fuerte, un montón de vacunas estaban ahí esperando para hacerla frente. El caso era que nosotros nunca o casi nunca sufriéramos en exceso.

     Que nuestros padres jamás nos contaran cómo lo pasaron y a qué tuvieron que renunciar para conseguir todo aquello que entendían que nos haría falta, y no nos concienciaran del tremendo esfuerzo que cualquier avance social o material conlleva, hace que hoy, nosotros, caminemos por esos logros como animales salvajes por un huerto, pisando todos y cada uno de esos frutos que previamente se tuvieron que cultivar, plantar, regar y mimar para su posterior recolecta y disfrute, pero que nosotros, al desconocer ese pasado de creación, desarrollo y sacrificio pensamos que sale de la tierra sin más, porque sí, para dárnosla a nosotros porque somos dignos de ello, porque a nosotros nunca nos faltó y por tanto no nos faltará nada, nada nos fue adverso, y si alguna vez algo lo fue, de manera celestial, alguien, sin saber por qué, de dónde ni cómo, (ni nos importa), nos dará, seguro... otra segunda oportunidad.


miércoles, 4 de septiembre de 2019

Patriarcado Madridista; Sesgo Machista.





     El machismo vive definitivamente con nosotros. Tan a gusto, confortable y discreto que no lo apreciamos. Gestos diarios que cualquiera diría que no son dignos de mención, crítica o señalables. Que no hacen daño, a priori, claro; pero crean un ambiente socio-cultural que poco a poco va enviciando el lenguaje y con ello su significado. Actos costumbristas que se adhieren a nosotros formando una capa de modales que creemos correctos, formales y... caballerosos, con tintes paternalistas, proteccionales y a la postre Patriarcales. 

     La mayoría de estos gestos o actos se hacen por un cierto sentido erróneo de sensibilidad y falsa debilidad hacia la mujer, creyendo que ésta necesita de nuestro amparo y protección; constatando, reafirmando y confirmando socialmente que, efectivamente, la mujer es inferior y nos necesita. 
     
     Ejemplos de estos hay cien mil y los vivimos cada día y que no voy a reproducir por aburrimiento. Pero son del tipo: " Voy a ser muy atento con ellas y ofrecerles mi atención, fuerza, saber y posición, para facilitarles el día a día". A cambio y de manera gratuita, les regalaré los oídos con halagos sobre sus cualidades que, obviamente, son solo físicas, y que ellas de manera sumisa, como no podría ser de otra manera, aceptarán incondicionalmente. 
  
     Se hace sin maldad, porque se desconoce el daño futuro del acto en si. Creemos que no hay nada reprobable porque, qué mal puede haber en ayudar o piropear a una mujer, ignorando que poco a poco la vamos infravalorando socialmente y cosificando sexualmente.

     Pues en el futbol pasa algo así. El Madridismo sería el machista con sesgos patriarcales que infravalora al rival: le halaga de manera paternalista cuando cree que ha conseguido algo que no estaba a su altura, cuando aplaude al enemigo por un gesto que a él ya le sobra o nada le dice, que le felicita por ese nimio premio que ha conseguido y del que ellos tienen exceso en sus vitrinas. La mirada entrañable, sentimental cuando consiguen un reto que les parece insignificante para sus pretensiones. En definitiva, congratular al rival siempre y cuando sea por algo que a ellos no les quite nada de protagonismo y sea de valor inferior a sus ya dilatados triunfos.

     La última prueba de esto, y que me ha hecho escribir la presente columna de opinión, es la afirmación de un periodista ante la exultante alegría del Cholo al ver como su equipo remontaba un partido casi perdido. 
     Si bien es cierto que el Cholo no ayudó mucho con sus anteriores declaraciones, afirmando que el Atleti es el equipo del pueblo. Los que conocemos al Cholo y somos del Atleti, sabemos que lo hizo con... ironia, recochineo y rintintin, a sabiendas que estamos mejor que los rivales más directos. Pero para este periodista, el sarcasmo le pasó inadvertido y no supo apreciarlo, y fue después de esa épica victoria y su inmediata celebración cuando, sin saberlo, porque el madridismo-machista es así, y creyendo con su opinión que iba a resultar entrañable o afable, dijo: "Que grande el Cholo, celebrando el gol como si hubiese ganado la Champions".
     Ojo, que nadie caiga en paternalismos o en vagas apreciaciones de que no lo dijo a malas, el "retratado" no da puntada sin hilo, porque podía haber dicho La Liga, ya que era un partido de liga, pero no, a él le traiciona el subconsciente y la maldad salío a flote, y con ella el sesgo patriarcal intrínseco en todo madridista, y de manera implícita mandó a su rival, el Cholo, el recado de: "Celebra, celebra, que esa va a ser la única Champions que vas a ganar".

     Como vemos, el machismo y el madridismo no se pueden ocultar, se desenmascara a las primeras de cambio, sin saberlo, sin conciencia de maldad, porque ambos han vivido a sus anchas toda la vida y por lo tanto no entienden de este... novedoso movimiento que les señala y ataca. Una nueva corriente, no ya de un sentir feminista, sino de una nueva generación de jóvenes que no van a comulgar con tanto proteccionismo viciado y condicionado que lastra el crecimiento de la mujer. 

     Tal vez no fue una celebración tan exagerada, tal vez fue una consecuencia de la tensión del partido, de las ganas acumuladas, del exceso de ilusión de la grada, de los sueños por cumplir, de la escasa decepción a la que estamos acostumbrados por la comedida expectación histórica. A lo mejor solo fue eso, tal vez, cosas todas ellas que el madridismo echa en falta desde hace mucho, o simplemente fue que ganando ese partido nos poníamos lideres mirando desde muy, muy alto...
al eterno y machista rival.

     Y no, el Cholo no ha celebrado ni probablemente celebrará jamás una Champions, pero esta liga la tiene un poco más cerca que el patriarcado futbolero, el madridismo que sueña, añora, desea y envidia un poquito, aunque tan solo sean sesgos, esa desmesurada pasión que el Cholo inyecta al Atleti y a su afición. 










viernes, 23 de agosto de 2019

Polinización



      Ya están ahí, seguro, revoloteando por todas las flores. Saltando de planta en planta como si fuera un parque temático floral. Lo hacen con exasperación, con ansiedad... por pura monotonía. Y mientras ellos eligen qué sabor degustar, como si del escaparate de una confitería se tratase, yo sigo aquí. 
     Y no hago si no imaginármelo. Creyendo escuchar su zumbido, su imprevisible aleteo, incluso me golpeo repetidamente los brazos sintiendo un leve picotazo imaginario.
     Las huestes terrestres son ellas, pequeñas camaleónicas  prehistóricas que, con rabo o sin él, coronan todo tipo de roca: caliza, arenosa, granítica; da igual, mientras el lacerante sol las corone. 
     Sus parientes más próximos en la escala evolutiva descansan agazapados en los infinitos rincones de ese vergel que tanto esfuerzo costó construir, para cuando llegue la noche salir a hacer su ronda nocturna y limpiar, para disfrute gastronómico suyo, todo tipo de insectos que por el día se hayan rezagado. Lo harán bajo la atenta mirada de los Nazgul, que sobrevuelan la noche estival con el único objetivo que dar cuenta de los restos que las escalofriantes Salmantinas se dejan a su paso.

     Y por su puesto... yo sigo aquí, mientras ese algarabío, en esa diminuta biosfera a escala menor, acontece y recrea la cadena alimenticia más precisa que se conozca. Porque no es solo a nivel insecto-reptiliano, sino que cuando en su afán por devorar todo tipo de flor y convertir su fruto en desperdicio, acuden a por esa carroña frutal los pequeños topillos o ratones de campo, que a su vez alimentan a las culebras o serpientes comunes que a su vez son pasto fácil para las águilas o buitres. 

     Y yo estaba ahí, tumbado en una hamaca, intentando descifrar o diferenciar un OVNI de un avión, o de un satélite artificial. Intentando comprender la Teoría de la Relatividad General creando puntos imaginarios en las estrellas, y de paso valorando qué sería más fácil, si un viaje al pasado o uno al futuro, teniendo en cuenta que la observación de ambos ya es posible. 
     Luego un ruido o un roce me sacaba de mis ensoñaciones, o una lágrima del Santo Lorenzo hacía olvidarme de aquello para estar más atento, si quería ver de dónde salían, la próxima vez.
     Y me hipnotizaban. Y su masa brillante me mareaba incluso. A esa altura creía ver la vía láctea, o tal vez fueran estrellas sin Lactosa, que para observarlas perfectamente debiera limpiar de manera pulcra el telescopio, o ponerme guantes de látex sin polvo, o quitar la primera capa estelar porque esta pudiera estar contaminada.  

     Y ahora ya estoy aquí. Lavándome las manos, desinfectando y casi esterilizando todo utensilio como si de un quirófano se tratase, porque sé que está al llegar, lo presiento, lo intuyo, porque son las 11 y... es domingo.

miércoles, 3 de abril de 2019

Fobia eclesiástica



     Se ataca últimamente a la iglesia de su, todavía anacrónica, visión sobre la homosexualidad. Apuntan que es inaudito, incomprensible y que, con la nueva ley de LGTBIFOBIA, pudiera ser constitutivo de delito. Esta ley choca, en principio, con el derecho inalienable de Libertad de expresión. Pero éste se rompe en el momento en que la expresión pasa a la acción, como el caso del Obispado de Alcalá, el cual intenta “reconducir y reeducar” sexualmente a todos aquellos que lo necesiten, dando de manera implícita pábulo a los planteamientos homófobos que la iglesia tiene en sus dogmas desde hace siglos.

     El debate nuevamente es erróneo. Si bien es cierto que los cursos clandestinos pudieran tener indicios de delitos administrativos e incluso penales, no lo tienen las ideas o planteamientos que sus dirigentes pudieran tener, expresar o defender sobre el tema principal. 
     Es decir, se acusa de nuevo a la iglesia de que: “en el siglo tal y tal sigan con esas ideas... que un marciano se echaría las manos a la cabeza... que estos temas deberían estar ya cerrados y que por qué sus dirigentes siguen mostrándose a favor de esta corriente”
     No entienden los detractores de la Iglesia, o no quieren entender, que se trata de la IGLESIA, la misma que cree y defiende que Dios creó el mundo, (de la misma manera que la OMS dejó claro hace años que la homosexualiad no era una enfermedad, la ciencia hizo lo propio, y mucho antes, con la idea de la creación divina, y nadie se extraña de que la iglesia siga defendiendo esa idea y la siga impartiendo en sus catequesis), la misma que cree y defiende que éste se hizo por arte de magia en 7 días, que los animales fueron creados al igual que el hombre por designio divino y no por evolución natural, que Dios envió a su hijo para evangelizar al pueblo, que lo hará de nuevo próximamente (Spoiler: al final no viene), que fue engendrado por un espíritu, que resucitó después de muerto, que hacía milagros, etc, etc. Y después de todas estas lindezas, se echan las manos a la cabeza porque dicen y opinan que el hombre en su condición natural y biológica es y debe ser heterosexual. ¡Pues claro! qué coño queréis que piensen. Son fieles a las ideas y principios que les hicieron ser lo que son, unas ideas que datan de hace más de 2000 años, qué se puede esperar de unas ideas así, el problema, o la grandeza, es cómo han conseguido convencer con ellas a tanta gente durante tanto tiempo, luchando en contra del progreso y la conciencia social de los siglos venideros. Ese es su mundo, sus normas y sus costumbres, por eso están apartados de la sociedad por muros y templos de mármol, por eso sus enseñanzas se intentan sacar de las aulas sociales civiles, por eso es considerada una secta elitista en vías de extinción, por eso están donde están, son los que son, tienen la veracidad que tienen y... sus acólitos son los que son. 

     Palabra De Dios, palabra.

lunes, 21 de enero de 2019

Nadal el liberalneo




     Nadal ha vuelto. No solo en lo tenístico, sino, en lo machístico.
     Hace años, en relación al tema de si las tenistas deberían cobrar lo mismo que los tenistas, tema que surgió en los Grand Slams; Nadal entendió, y así lo manifestó, que: "Sería lógico si "ellas" jugaran la misma cantidad de juegos que ellos". Sabido es que en los GS ellos juegan al mejor de 5 y ellas al mejor de 3. Esa declaración pudiera tener sentido solo desde el punto de vista comercial. Tanto juegas tanto ganas. 
     GS, desoyendo a estos... machiruletes y haciendo gala de una  mayor coherencia, tal vez por un mejor asesoramiento o por una mayor conciencia de igualdad; entendió que las quejas eran razonables e igualó los premios en sus torneos, quedando las declaraciones de los Nadal, Federer y demás, como anacrónicos ecos que chocaban con las paredes de un futuro más igualitario.

     Esta vez ha vuelto a ocurrir, las chicas han vuelto a pedir la igualdad en premios, en esta ocasión para la otra asociación, WTA, antónimo de ATP, que representa al resto de torneos: Masters 1000, Atp 500, Atp 250, etc. 
     La diferencia entre estos y los otros es que en estos, todos, ellos y ellas, juegan al mejor de 3. La pregunta es: ¿Qué argumentará ahora el bueno de Nadal para quejarse sin que parezca lo que es? Nadal no se escondió y dijo a las claras que: "Me parece muy bien, siempre y cuando ellas vendan las mismas entradas que nosotros". Aquí Nadal sin saberlo, se quita la careta de "correcto" y se pone, no la de liberal, sino la de Neo-liberal. 
     Recordemos que el neoliberalismo es la corriente politico-económica que defiende el capital por encima de todas las cosas, es decir, el capital rige y dictamina todos y cada unos de los avances, económicos y sociales, y para ello debe entender que hay beneficio.
     Nadal con estas declaraciones, no entiende la lucha feminista por la igualdad salarial como un avance social necesario para incorporar a la mujer a la cabecera, conjuntamente con el hombre, para tejer los mimbres de un país. Desconociendo, Nadal, que cuanto más desigualdad haya, más difícil será que ellas luchen en igualdad de condiciones, siendo esto, tal vez, por lo que ellas... vendan menos entradas.

     Hagamos una pausa para explicar quién es Nadal: Es rico, de clase acomodada, de familia con pedigrí, es mallorquín afincado en Cataluña y de familiares relacionados con la alta sociedad catalana... y del R. Madrid. Tiene todas las características para ser conservador neoliberal. Hasta ahí nada que objetar. 
     Y si tenemos en cuenta las declaraciones que hizo en la moción de censura, declarando abiertamente que "él prefería votar", queda más que claro con qué partido le podemos relacionar.

     Entiende Nadal, volviendo al asunto, que la igualdad de la mujer tiene que ir ligada a: sus características y sus circunstancias, y que estas las regirá el factor económico, es decir, éste será el que diga, en base a si es rentable o no, si las mujeres tienen o no la misma igualdad económica. Vamos, lo mismo que han venido diciendo las élites políticas, económicas y empresariales de este país los últimos 50 años. Negando con esta idea que las mujeres necesitan ahora un cierto trato de favor, o un impulso extra, o apoyo del estado, aunque éste parezca injusto, para paliar el trato injustificado que han recibido en el último siglo.
   
     Ahora llega la versión de la extrema derecha, que dice que no, que la mujer no puede tener unas características distintas o un trato distinto al hombre (coño, suena bien), que todos, insisten, deberíamos ser iguales: niños, ancianos, hombres y mujeres.
     Bajo esta premisa, todos deberían ganar lo mismo en la ATP: los juniors, los seniors, los ATP y los WTA. A Nadal ahora mismo, al igual que a muchos de vosotros, le debe estar saliendo humo por las orejas. Porque según sus ideas, éstos, unos y otros deberían vender y tener el mismo poder mediático económico para acceder a esa igualdad, ¿Entonces, quién se equivoca? Nadie. Las dos ideas quieren lo mismo, que la mujer siga donde está.
     Recordemos la diferencia fundamental de la extrema izquierda  y la extrema derecha, la primera cree que el error de esa desigualdad está en el sistema, que excluye desde todos los ámbitos: culturales, sociales, laborales, empresariales y de ocio a la mujer. Por lo tanto es ANTISISTEMA. La derecha no, ésta cree que la igualdad se debe conseguir con esfuerzo y con los medios que ya hay, y que por lo tanto las leyes que sobre esta materia se están legislando son innecesarios, es decir, está en contra de los excesos o "abusos" del SISTEMA.
     Entonces, por qué son contrarias las ideas de Nadal (neoliberal) y Vox (ultra derecha). Porque la lectura es errónea y leída al revés.

     Los dos quieren lo mismo, Nadal, que la mujer mantenga su estatus, inferior, porque las reglas capitalistas así lo dicen. Es decir, no quiere la igualdad; antes por el esfuerzo -dijo-, y ahora desde el punto de vista empresarial, vamos, todo un alarde de ideales capitalistas liberales. Nadal antepone los principios y valores económicos (capitalismo) al valor social, emancipador y de igualdad común.
     Y Vox por el contrario quiere la igualdad, ¿entonces?... Ojo, la igualdad en esas facetas, mínimas y conseguidas con sangre, literalmente, en las que la mujer está un poco más favorecida. Entonces sí, ahí si quieren la igualdad, ignorando que si antes hubiesen tenido esa otra igualdad que ahora reclaman, no sería necesaria esta ley "desigual" que a base de muertes se ha ido consiguiendo, y a base de arrestos y órdenes de alejamiento entre otras, se intenta poner a la mujer en una posición digna en la sociedad. Pero claro, a estos de ahí arriba, a las élites del deporte, del espectáculo y la empresa... se la suda. 

     Resumiendo, tanto Nadal como vox quieren lo mismo. O bien quitando los privilegios, conseguidos por circunstancias adversas, a las mujeres hasta equipararse al hombre, o bien negándoles derechos fundamentales y de sentido común a las mujeres para alcanzar al hombre. 
     Este es Nadal, una cara bonita que por cultura, entorno patriarcal y empresarial, esconde tintes neoliberales que poco o nada difieren de los expresados por Vox o C´s, en lo que en materia feminista se refiere, claro. 
     Ahora tal vez se entienda el porqué las mujeres de derechas se echaban las manos a la cabeza y decían no secundar la manifestación feminista porque ésta iba ligada a la lucha contra el Capital, algo, decían, que nada tenía que ver con la lucha por la igualdad. Que se lo pregunten a Nadal si tiene o no que ver con el money, money. Claro que tiene que ver, TODO, una no puede ser igual que el hombre desde el momento que se le trata con valor económico distinto. Si al final posees menos recursos económicos, tienes menos posibilidad de proyección laboral y profesional, y si tampoco se te reconoce en lo artístico y deportivo por las mismas causas, dime tú a mí como se puede luchar por la igualdad si no es con alguna ley estatal que corte de raíz este sin sentido.

     Por lo tanto... Warning para Nadal.