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lunes, 8 de septiembre de 2014

La misma luna




     Una llamada desde el pueblo. Nada importante. Conversación trivial: si hace frío, si parece que no llueve.... vaticinadora incluso: mañana hará bueno eh, porque la luna está entera y brilla como nunca.

     A muchos kilómetros de allí, y de aquí, otra llamada; esta con más sorna, con más intención: que si qué fresquito aquí, que si aquí comiendo unos chuches, que si qué vistas fantásticas: la luna reflejándose en el agua, dejando un haz intermitente que alumbra el chapoteo de las barquichuelas que mañana partirán mar adentro... ah¡¡, y que está entera y brilla como nunca.

     Intento que todo esto no me de envidia. Para ello rebusco en mi memoria y cojo el primer recuerdo que pillo, uno que tuviera como fondo, también, una maravillosa luna... brillante como ninguna.
     Encuentro la última, la más fácil de visualizar en estos momento de afligimiento, momentos vacíos, de soledad.
     Ésta es la que nos guiaba por el puerto Gruz, mientras imaginábamos como sería nuestra estancia ahí, la misma que luego nos alumbraba junto con las llamas de un horno gigante con un fondo musical austero. La misma que nos saludaba de lleno cuando salíamos a despedir la noche al balcón de granito centenario, sentados en esas sillas con demasiadas noches en vela. 
     Ésa que echamos en falta cuando degustábamos un refresco en los acantilados, la que se posaba, para crear una imagen fantasmal, sobre la isla de Lokrüm. 
     Una de las seis lunas que nos acompañaron durante la búsqueda de la perla Dálmata.

     Pero eso son recuerdos, cercanos pero distantes. Ahora tengo otra justo encima. Alumbra con toda su fuerza, coloreada de naranja, a punto de explotar.         Asoma por encima de los edificios y fábricas colindantes, y desde aquí la observo, sentado en un banco, o en el mismo césped, al otro lado de la vía del tren, en la valla protectora, en el muro que sirve de lienzo a los artistas urbanos, donde plasman con un graffiti una idea, su mensaje, una reivindicación. Pura filosofía. Gente que a través del dibujo abstracto busca su significado. 
     Así lo veo yo. Buscando también el mio, a oscuras, sin luces de farolas, tan solo con alguna linterna que se cruza como luciérnaga nocturna. Pero con la perpetua luz de la luna, la que nunca falla, la que ilumina a todos por igual, en cualquier sitio, da igual lo que hagan o lo que sean, nos alumbra sin premisas, a conciencia, va con todo, ya sea en cuartos, llena o como la de hoy... nueva. Una luna entera que brilla como nunca.