Y ahora que no estaban, les extrañaba.
Y vacías nuestras almas, buscaban el calor,
el peso que les faltaba.
Y vacías nuestras almas, buscaban el calor,
el peso que les faltaba.
Ahora que nos falta: el roce, el cariño y la esperanza; nos sobra lo físico, lo material; hasta el tiempo, que nos persigue y nos alcanza.
Y no estaban
ellos, ni nos encontrábamos nosotros. Perdidos
durante un tiempo, compartiendo el aplauso con otros.
Luego llego el
sonido del odio, los gritos de rencor; se esfumó con ellos la empatía, la
concordia, el respeto y el amor.
Y seguíamos
solos, sin nadie alrededor, escondiendo tras una máscara la sonrisa, viviendo ya sin
prisa; deseando que esto fuera un sueño y no una peli de terror.
Y ahora que no estaban, les extrañaba.
Y recordé que, meses atrás, cuando el virus nos golpeaba… de mis
padres ni me acordaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario