buscar este blog

lunes, 3 de septiembre de 2018

El alago debilita y el aplauso delega




     Por qué aplaudimos? Hay una admiración implícita en ese aplauso? Si leemos en ese reconocimiento un alago... debilitamos al aplaudido? Cuándo y por qué lo hacemos? 
     El aplauso es una expresión socio-cultural que expresa, principalmente, tres cosas:
1- Me gusta eso que dices, haces, o creas.
2- Me hace bien, me entretiene o me enseña.
3- Te reconozco el mérito (que yo no poseo para ese cometido)y por lo tanto te lo aplaudo con el fin de animarte, reconfortarte y alentarte a seguir adelante.

     Pongamos un ejemplo: Aplaudimos a Rafa Nadal por todas esas causas? Si. Me gusta eso que hace, me entretiene, y veo en él un mérito que yo no tengo y por lo tanto le aplaudo con en el fin de animarle, reconfortarle, reconocerle el mérito y alentarle a seguir así.
     Pero cuantas otras veces aplaudimos si sentido, sin razón, por inercia... a lo tonto y por consiguiente alagando a alguien innecesariamente y por lo tanto debilitándolo.
     Aplaudiríamos al médico de cabecera por diagnosticarte un catarro y darte un paracetamol? No. Y está claro que tú no sabrías hacerlo, y te hace bien, pero falta la tercera causa, la de alentarle a que siga haciéndolo y el reconocimiento de un mérito extra. Y no se lo ves porque no lo tiene, simplemente ha estudiado y cobra para ello como tantos otros, pero no hay nada de esfuerzo "extraordinario" ni un talento sobrenatural que tú, por mucho que te esforzaras no conseguirías. 
     Tampoco aplaudirías al fontanero, ni al panadero, ni al taxista. Entiendes que lo hacen bien como tú lo harías si hubieses optado por esa profesión, y por lo tanto no hay mayor mérito. 
     De ahí que se aplauda a tus ídolos: Cantantes, actores, etc, porque les admiras porque ves en ellos algo que tú serias incapaz de hacer, a priori, claro.

     Entonces, y aquí viene la reflexión, por qué aplaudimos a los políticos en una conferencia? No se cumplen ninguna de las tres reglas: ni te entretiene, ni te hace bien, porque hablan del futuro que está por llegar, ni hay mérito ni reconocimiento alguno. Y encima, aquí está el meollo de la cuestión, sí les hacemos sentirse alagados, por lo tanto debilitados y, atención, ALENTADOS A SEGUIR ASÍ. 

     Ese es el gran problema de la política en general y la democracia en particular. Democracia, viene de Poder del Pueblo. En la antigüedad los políticos eran meros portavoces del pueblo, escogidos éstos por casualidad y al azar, éstos, iban luego al senado y ofrecían a los mandatarios el clamor y peticiones del pueblo, del cual ellos, eran parte también. Ahora no, ahora se erigen en representantes y por lo tanto, autónomos para, una vez dentro, hacer y deshacer a su antojo sin consulta previa, solo por el hecho de que ya obtuvieron el voto que les convertía en la parte política del pueblo en las instituciones. 

     Por ello resulta aberrante que, cuando hacen un manifiesto o mitin, donde simplemente dictan los quehaceres para lo que les pusimos allí, lo hacen con tono de oradores del siglo XIII descubriendo algo nuevo, algún tipo de panacea milagrosa, y no es así, están ahi para llevar a cabo algo que les dijimos que debían hacer, que por lo tanto cobran por ello, y lo harán con nuestro patrimonio cultural, social, publico y privado. No hay mayor mérito que merezca un mínimo aplauso. Les elijes, les dotas de buen sueldo y comodidades varias, les das las pautas, manejan tú patrimonio, y encima les aplaudes? Absurdo, verdad? No hacen más que el fontanero al que llamas para poner una tubería. 

     Dónde está la trampa pues, en la falta de compromiso y el no cumplimiento de ese contrato. Esto se lleva haciendo durante siglos, es decir, el ser engañado, claro, luego aparecen unos que de manera vehemente aseguran y prometen NO engañar, que van a hacer eso para lo que les pagas y elegiste y claro, te emocionas y aplaudes... y a seguir para adelante.

     Vuelve a imaginarte en la Philip Chartier, final de Roland Garros, esperas horas para que salga Nadal, has pagado mucho por esa entrada, merece la pena, ver a Nadal ganar su 10 título no es cualquier cosa, no has visto ni veras algo igual, nadie lo ha hecho jamás, y ahi estas tú, para ser testigo de ese hecho histórico. De repente sale Rafa y empieza a hacer el tonto, a faltar al árbitro, a vacilar a los recogepelotas y a increpar al público. El juez lo descalifica, pierde la tan ansiada final... ¿le aplaudirías? 

     Cuando veas a  un político en un escenario, hazte todas estas reflexiones antes de aplaudir, mira si se cumplen las tres premisas antes de chocar las manos desesperadamente. Y si al final aplaudes, medita un poco y piensa en qué se parece ese representante tuyo a, por ejemplo, Rafa Nadal.
 
   
                                           y ahora si estás de acuerdo con esto y te ha gustado... no aplaudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario