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jueves, 27 de marzo de 2014

Por culpa de alguien

     Fue por culpa de alguien  al que se le ocurrió pensar que sería genial que las cosas se recordasen un año después. No se sabe si con fines comerciales, anímicos o de control estadístico. El caso es que él solo decidió que sería cada 365 días cuando nuestra cabeza debería rememorar todo lo acontecido ese mismo día uno o varios años atrás. 365 días, podían haber sido 270, o 380, o 100; pero no, a este genio se le ocurrió que debería ser 365 porque coincidía con un año natural, claro. No se paró a pensar que aunque sí en número, pocas veces cuadraría en día de la semana, todo por culpa del cojo Febrero que se empeña año a año en empujar el calendario un poco más, y que lo descuadra más si cabe cada cuatro años, o lo que es lo mismo 1461 días después. 

     Y es por culpa de ese alguien que cada 365 días nos vemos en la obligación de tirar de memoria y recordar ese cumpleaños que poco nos interesa ya, ese aniversario que nos pone cada vez menos nerviosos, esa anécdota cada vez menos graciosa, ese hecho relevante en su día y que ahora ya no lo es tanto: la compra de un piso, coche, moto; el primer día en tu trabajo actual, el día de aquel maravilloso viaje. En fin, recuerdos que se reviven ese día en que el genio en cuestión dijo que se deberían recordar y por qué no, celebrarlas a su manera.

    No pensó este lumbreras en que la mayor parte de esos recuerdos o son irrelevantes o poco oportunos, o incluso..... desagradables. Y que por su idea de instalar en nuestras cabezas ese contador biológico que hace saltar la alarma cada 365 días, nuestra alma se estremece cuando el cerebro decide, por una necesidad de limpieza, rememorar todo lo sucedido ese día unos años atrás. 
   Lo hace poco a poco, con detalle. Proyecta a veces imágenes olvidadas y se pasean con total impunidad por nuestra mente durante ese día como si de un film de diapositivas se tratase, durante  todo ese "jovial" aniversario. 

    Por culpa de alguien, y porque siempre hay que echarle la culpa a otros, es que varias veces durante los 365 días que dura el año me siento como una mierda, recuerdo todo nuevamente, con detalles que creía olvidados. Me creo incluso que está pasando de nuevo, los sueños se vuelven otra vez oscuros, llenos de sombras, la jaqueca se instala en mi cabeza y me martillea como si no hubiese mañana.... pero sí lo hay, por suerte; un mañana en el que ese día pasa a ser el 366, y porque alguien lo decidió, ese día ya no debe preocuparte. 
    Los fantasmas huyen de tu lado para irse a molestar a otro. Esperando y descontando los días que faltan para, de nuevo, venir a darte otro repasito sentimental, otra lección que ni el mismísimo tiempo puede hacerte olvidar.

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