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martes, 20 de agosto de 2013

Cuarto Milenio

  
                      EL CUELLO DEL POLO


    Bienvenidos a la nave del misterio. Hoy vamos a hablar de un caso extraño, insólito, raro cuando menos, extravagante tal vez. Me estoy refiriendo al.... panoli que lleva el cuello del Polo subido. 

     Qué les pasa a los maduritos?, qué les ocurre?, qué quieren demostrar?. Y lo que es peor... ¿Por qué siempre son?, y ahí viene el misterio, mayores de 35 años, que pasan de los 30 seguro, y en ocasiones llegan incluso hasta los cuarenta y muchos. 
     ¿Por qué siempre van con esa pinta de no enterarse de nada?, da igual que sea un polo Ralph, Lacoste, Hackett o uno del Primarkt, les da igual, ellos salen por la mañana, y en el portal, se miran en el espejo y se dicen- "Qué coño, me voy a subir el cuello, que queda que te cagas". La mayoría tienen ya niños, algunos de edades que más les pegaría a ellos esa moda que a sus patéticos padres. Lo adornan con gafas que..... bueno, no voy a comentar aquí. Y lo peor.... el aire que van proyectando de.. "¡Joder!, todavía soy el puto amo, a mi edad, ¡ya ves!, que sabrán esos niñatos, les doy sopas con hondas".

     Aquí dejo el misterio. ¿Por qué solo lo llevan ellos?, los maduritos y puretas que creen estar en la segunda pubertad. 
     Un consejo: cuando os miréis en el espejo del portal o de la entradita de casa, y veáis lo de puta madre que vais, os recomiendo un segundo vistazo, este con algo más de rigor y de sentido, y os hagáis una pregunta, solo una: ¿Dónde coño voy con esa pinta de gilipollas?.

     Y por último, ¿no os dais cuenta que solo lo lleváis vosotros?, los puretillas que no queréis admitir que ya no estáis en el mercado, y que hay que dejar paso a los jóvenes, que aunque con enormes carencias de otro tipo, con rasgo y percha para llevar "esa" clase de modas. ¡Joder!, que os vais a convertir en el obsoleto y anacrónico estilo Heavy del siglo XXI.



     Venga, hacerlo por vuestros hijos y por los que, teniendo la misma edad que vosotros, sentimos vergüenza ajena.
      ¡Cuellos abajo!.


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